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Opinión

Prioridad nacional: producir guaro barato

Con el fin de proteger la salud pública, el gobierno fundó la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) hace 163 años, en el siglo 19. Se volvió una prioridad para el Estado producir alcohol con la mejor tecnología de aquel entonces, para que el consumidor no se intoxicara con aguardiente ilegal hecho en alambiques caseros o “sacas de guaro”.


A partir de 1850 hacer “guaro de contrabando” es un delito contra la salud y las finanzas del país; la policía pone a los infractores tras las rejas.


Otra razón económica en la creación de Fanal es señalada por el Dr. Jenkins: se fundaba un monopolio del alcohol y licor destilado, productos de consumo masivo en aquel siglo en que la cerveza no era la bebida alcohólica preferida.


Esta fábrica nacional con sus ventas crecientes garantizadas compraría cantidades muy grandes de caña de azúcar, a algún precio pactado entre fábrica y proveedor, ya no por ley de oferta y demanda. Los latifundistas productores de caña de la época, con altos cargos políticos, se volvían a la vez productores y compradores en un mercado monopolizado.


El mundo ha cambiado un poco en este siglo y medio. ¿Es una prioridad para la sociedad tica que el Estado produzca guaro barato? Uno entiende que la salud y la educación sí lo sean, y los queremos accesibles para todos, pero… ¿Debe estar el guaro en la canasta básica? Creo que los ticos debimos deshacernos de Fanal desde hace rato.


Se subastan las fincas, fábricas y marcas; se pagan las liquidaciones de todos los empleados, que de fijo serían recontratados por empresas privadas productoras de ron fino o alcohol farmacéutico, y el dinero que sobra de la venta se invierte en educación, salud, parques infantiles, orfanatos, hogares de ancianos u otra acción de impacto social positivo.


No se trata de prohibir la venta de licor, ni reducir su producción, eso ya se intentó en 1920 y fue un fracaso.


En el siglo 21 la protección de la salud pública se da castigando al que conduce un auto o llega al trabajo borracho, al que vende licor a menores de edad o al que vende alimentos o bebidas contaminados que intoxican gente.


Para dar esa protección a la salud no se ocupa Fanal, empresa que dejó $1 millón en pérdidas en 2010, aunque hace esfuerzos para salir de números rojos.


Si hasta en las fiestas de Palmares se prefiere el guaro panameño que el tico porque salía más barato, entonces ¿de qué nos sirve Fanal?


Los licores finos cumplen una faceta gastronómica relevante en el mundo: los franceses se enorgullecen de su champaña, los chilenos de sus vinos tintos y los caribeños de sus rones que añejan en toneles con el mismo cuidado que los ticos producimos café gourmet. Esa industria de la excelencia sostiene economías, exige mejores prácticas a los proveedores de materia prima, genera empleos y asocia la “marca país” con alta calidad.


Mientras tanto, los ticos hacemos el mejor café y el peor ron, lo que podemos cambiar. El Estado no debería promover la fabricación de guaro barato, sí debería mejorar nuestras exportaciones, atacar el déficit fiscal, aumentar el empleo en el sector privado y mejorar la atención de temas sociales. Debemos aceptar que algunas prioridades de hace siglo y medio ya caducaron.

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Jueves 12 Septiembre, 2013

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