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Opinión

Editorial

Si usted lleva una lista de los temas que en los últimos años han venido sacudiendo a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), los cuales la han sumido en una crisis financiera y de servicios, ahora debe incluir uno más.


Hablamos del robo de talonarios para incapacidades, así como de la falsificación de estos documentos, cuyos casos fueron expuestos esta semana en informaciones publicadas por DIARIO EXTRA.


La noticia revela una investigación por parte de las autoridades de la CCSS en conjunto con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la cual comprobó la existencia de redes dedicadas a “comerciar” esta documentación con los asegurados, quienes buscan ganarse unos días de descanso o para hacer vueltas, mintiendo sobre su estado de salud ante sus patronos.


La mayoría de los casos bajo la lupa se han registrado en los hospitales San Juan de Dios y México, sin embargo también hay reportes de extravíos de boletas o talonarios en centros médicos de San Carlos, Heredia, Aguas Zarcas y Liberia.


La falsificación de documentos es un delito y de ello incluso están siendo víctimas algunos médicos a quienes les han tomado sellos, logos y hasta firmas. Y ni hablar de los talonarios robados de las jefaturas, direcciones médicas y proveedurías de los centros médicos.


Aunque el caso a muchos puede sonarles como una práctica común o conocida en esa institución, en años anteriores se han denunciado situaciones serias como los “biombos”, donde algunos médicos han lucrado con pacientes que para obtener servicios de una forma más rápida en la propia Caja les pagan por fuera.


Esta nueva modalidad debe servir para, una vez más, llamar la atención no solo de las autoridades institucionales para el reforzamiento de los controles, sino también de la ciudadanía, que se presta para ser un eslabón más de esta cadena de eventos bochornosos.


No existiría esta actividad si no hubiera personas interesadas en comprar las boletas o pagar por los documentos falsos. Acceder a este tipo de ofrecimientos o buscarlos para mentir en los trabajos es inmoral y en nada ayuda al sistema de seguridad, que tanto pregonamos como ciudadanos que se debe defender.


Tampoco habla bien de los trabajadores que les mienten a sus patronos para ganarse unas horas o unos días para resolver sus asuntos personales.


Pero sobre todo, este tipo de actos no habla bien de nuestra ciudadanía, pues se trata de corrupción a pequeña escala. Mientras las autoridades se encargan de ponerles un hasta aquí a estas redes -ojalá que sea pronto-, llamamos la atención de los asegurados en general para que no contribuyan a situaciones tan indecorosas como estas, y si se ven tentados con ofrecimientos de este tipo tengan el valor de rechazarlos y denunciarlos.

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Viernes 26 Julio, 2013

HORA: 12:00 AM

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