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Sucesos

“Tengo que aprender a vivir con dos balas en la cabeza”

Relató policía que sobrevivió a balacera en Palmares

  • Zamora resultó con graves afectaciones tras recibir tres impactos de bala

  • Andrés Zamora sufre secuelas físicas y emocionales tras el ataque armado

  • A 10 meses de sobrevivir a dos balazos en la cabeza el oficial narra su historia

La noche del domingo 9 de julio de 2023 le cambió la vida por completo a la familia de Andrés Zamora Molina, oficial de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Fuerza Pública, quien recibió al menos tres disparos en Pococí.

Este policía con 12 años de servicio conversó con DIARIO EXTRA tras casi 10 meses de sobrevivir a este ataque, que se registró cerca de la plaza de deportes de Anita Grande en Jiménez, Pococí.

Zamora actualmente tiene dos balas alojadas en la cabeza, con las cuales tendría que aprender a vivir, según los médicos que lo atendieron.

“Al lado derecho de la cabeza tengo la ojiva (punta de bala) entera y al lado izquierdo en el cerebro igual tengo esquirlas (fragmentos de bala) y pedacitos de hueso incrustados, lo que me dijeron fue que ya el daño estaba hecho, que era mejor dejarlo así porque operarme para sacarlas era más peligroso”, narró.

De acuerdo con el uniformado, entre las consecuencias que podría ocasionar que los médicos le extraigan las balas está la posibilidad de quedar paralítico e incluso provocarle la muerte.

El cambio para Zamora, su esposa y su hija se ha manifestado en diferentes áreas de su vida familiar.

Actualmente está incapacitado y los problemas financieros continúan. Su hija cursa el sexto grado y los pagos de merienda e incluso de los paquetes de graduación son una de sus preocupaciones, lo cual le genera incertidumbre.

“Mi niña usa lentes, los que tuvimos que comprarle recientemente y me costaron ¢150.000. Con lo de la niña sí ha sido difícil porque ella este año está en sexto. Hay que pagar el paquete de graduación, la cena y es bastante duro”, declaró.

PESADILLAS Y TRAUMAS

 

Además de los problemas económicos, el trauma tras lo ocurrido generó en el agente de 36 años varias afectaciones emocionales, según comentó.

El uniformado manifestó que como parte de las secuelas con las que vive a diario tras recibir impactos de bala en la cabeza es que suele tener lagunas mentales.

“A veces se me olvidan cosas, como los nombres de los compañeros. Logro recordar los rostros, pero no cómo se llaman, y eso no me pasaba antes. Yo llevo 12 años y medio trabajando en la Fuerza Pública, además de depresiones que me dan muy seguidas.

Ataques de ansiedad. Para el 24 de diciembre me había tomado las pastillas para dormir, reventaron un cuarto de dinamita afuera, me suspendí de la cama, me hice un puño y de una empecé a llorar”, relató.

De acuerdo con Zamora, pese a que él no recuerda haber escuchado los disparos que el sujeto le propinó, aparentemente su subconsciente al momento de escuchar detonaciones reacciona, haciendo que empiece a llorar.

“Tengo pesadillas. A veces por más pastillas que tome no puedo dormir o no concilio el sueño”, añadió.

El policía detalla que su familia se vio afectada emocionalmente desde que recibieron la noticia que fue hospitalizado y existía la posibilidad de que no volvería a caminar.

“Mi esposa se ha tenido que acomodar a la nueva persona o al nuevo yo porque dice que me cambiaron, que yo no soy así o que no era así. Dice que a veces no sabe si estoy triste, bravo o si me duele algo, al parecer eso me tocó algo y ahora no puedo expresar emociones”, detalló.

Emocionalmente la situación es muy compleja para el uniformado porque, según contó a El Periódico del Pueblo, hay días en que parece estar normal y de un momento a otro empieza a llorar, pero no sabe por qué.

 

AFECTACIONES FÍSICAS

 

Además de los problemas emocionales, Zamora manifestó que físicamente también presenta complicaciones en diferentes partes del cuerpo.

“El tobillo derecho se me queda como pegado o trabado, no puedo subirlo muy alto, y pese a que he recibido terapia cualquier cantidad de veces me quedó una temblorina que no la tenía. Incluso para echar algo no puedo, se me hace un reguero, al igual cuando tomo fresco”, explicó.

 

RECUERDOS DE LOS HECHOS

 

Asimismo, asegura que no recuerda muchas de las situaciones que ocurrieron el 9 de julio de 2023, cuando se disponían a capturar a un sicario.

Se encontraba en compañía de otros oficiales, sin embargo, solo él y otro compañero resultaron gravemente lesionados.

“Nosotros llegamos en una (Toyota) Prado y el otro compañero que salió herido y yo fuimos los que le llegamos a él como de frente, él se agachó así en un poyito (banca de parque) y eso es lo que recuerdo”, comentó.

Zamora relata que sus compañeros le contaron que el sospechoso se levantó, sacó un arma calibre 38 y empezó a tirarles bala.

“A mí me pegó tres balazos, dos en la cabeza y uno en la mano, me entró por un lado y me salió por el otro, pegándome en el chaleco. Dicen que en lo que yo iba cayendo le iba disparando a él, igual el otro compañero, le pegó como tres tiros”, narró.

Sin embargo, refiere que recuerda haberse comunicado con su esposa para contarle que sufrió un accidente y cuando ella le preguntaba qué le pasó, él no sabía cómo responderle porque no tenía conciencia de lo que sucedió.

Manifestó que al menos por 15 día, estuvo sin celular porque no lograba coordinar sus ideas al momento de hablar.

 

MÁS APOYO DE SEGURIDAD PÚBLICA

 

El oficial añadió que el Ministerio de Seguridad Pública (MSP) ha estado ausente en esta situación que atraviesa.

“Ellos no se han preocupado, no me han preguntado si ocupo algo, si estamos bien. Lo que me dan es un subsidio de ¢71.000 por quincena y eso no alcanza para nada.

Me dieron una medalla, pero esa medalla no se puede cambiar por plata ni nada, entonces de ahí nadie ha preguntado cómo nos sentimos, si nos falta algo. Realmente necesitamos más ayuda”, finalizó.

PERIODISTA: Wilmer Madrigal

CRÉDITOS: Fotos: Francisco Obando/Cortesía

EMAIL: [email protected]

Martes 30 Abril, 2024

HORA: 12:00 AM

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