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Opinión

Un llamado a ser auténticos pastores

La voz del Arzobispo

Ayer, IV Domingo de Pascua, también conocido como el “domingo del Buen Pasto” reflexionamos sobre la profunda riqueza que encierra la figura del pastor en el entorno cultural del Medio Oriente, la cual alcanza su máximo esplendor en Cristo, especialmente a la luz de los misterios de su muerte y resurrección. 

La figura del Buen Pastor está intrínsecamente ligada al sacrificio y la compasión. Jesús da su vida por sus ovejas demostrando un amor sin igual. Como sacerdotes, también somos llamados a imitar este ejemplo de entrega desinteresada y de compasión hacia aquellas ovejas que están en riesgo o necesidad, especialmente las más vulnerables y marginadas.

Para ilustrar esa conexión íntima entre el Pastor Supremo y cada uno de nosotros (cf. Juan 10,27-30), Jesús emplea una imagen de profunda cercanía y afecto; Él se compara con un pastor que no está meramente presente, sino que conoce a cada oveja por su nombre y se involucra en la historia individual de cada una de ellas. El pastor tiene un profundo compromiso con su rebaño y muestra una empatía y solidaridad total hacia las necesidades de sus ovejas pues, solo conociendo al rebaño, se le puede guiar, consolar y fortalecer.

Asimismo, la presencia de Jesús en su rebaño se caracteriza por su humildad y servicio. Él no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20,28); su estilo de pastorear nos desafía a alejarnos de todo tipo de autoritarismo y mero prestigio en favor del servicio humilde y la entrega total a los demás.

El Señor nos dice: “Yo soy el buen pastor”, y a esta expresión agrega enseguida la primera característica fundamental: “El buen pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10, 11). En efecto, esta entrega se manifiesta plenamente en la cruz pues es allí donde Jesús ofrece su vida como acto supremo de amor y ejemplo máximo de entrega por aquellos que le han sido dados (Cf. Juan 17,24).

Así, al sumergirnos en el ejemplo de Cristo como el Buen Pastor, los sacerdotes podemos renovar nuestro compromiso de servir desinteresadamente a las “ovejitas” más necesitadas de ayuda, compasión y misericordia.

La pregunta del Señor resucitado a Pedro sigue resonando en el corazón de todos los sacerdotes: “¿Me amas más que estos?” (Cf. Juan 21,15-19); porque solo aquellos que aman en verdad, están dispuestos a entregarse completamente por el rebaño de Cristo.

Elevemos nuestras plegarias a Dios en favor de todos los sacerdotes, para que sus vidas reflejen los criterios y el ejemplo del Buen Pastor. Que, en su ministerio, encuentren la fuerza para conocer, escuchar y cuidar el rebaño que le fue confiado, con amor incondicional. Que cada paso que den esté marcado por la búsqueda constante de amar y servir como el Buen Pastor lo hizo.

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Lunes 22 Abril, 2024

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Mons. José Rafael Quirós

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