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Opinión

El niño de Escazú

Opinión

Corría el año de 1960. Dos altos y hermosos árboles calle de por medio frente al templo de San Miguel Arcángel, patrono de los escazuceños, competían en tamaño con el campanario. Era una fresca mañana y los chiquillos de la Escuela República de Venezuela ya salían de sus lecciones más temprano de lo habitual.

Algunos, los más obedientes, pronto cogían para sus casas. Otros se quedaban jugando en la antigua plaza, ya pateando la bola o bien jugando a los trompos, a las bolas de vidrio, a las chumicas y a las chocolas. Pero de entre todos los chiquillos hubo uno de esos que nunca faltan, sagaz, vivaracho, de pantaloncillo azul corto, camisa crema, tercer grado y con un bulto de mezclilla que le colgaba por detrás hasta la punta de las nalgas. Pues este escolar no cogió para la casa ni se quedó jugando como los demás, sino que se puso a contemplar la tarea ingrata que ya empezaban a realizar los peones de la municipalidad, cortar, desde la raíz, los bellos y frondosos árboles que, en majestad, también competían con la altura del viejo campanario. Cuando la sierra criminal ya estaba echada sobre el primero de ellos, el curioso niño se acerca a los municipales y les pregunta:

¿Por qué cortáis tan bellos y hermosos árboles? Entonces uno de ellos le responde: Mira, hijito, acaso no veis que las raíces están levantando y dañando la acera. Y el niño le responde con una segunda pregunta: ¿Acaso valen más los zapatos que los pies?

Una vez que los empleados municipales terminaron con la detestable faena y los otrora árboles que radianes de vida de belleza y que majestuosos se alzaban frente al templo, ahora muertos y tirados sobre el suelo así quedaban, al tiempo que la peonada municipal corrió donde el alcalde para contarle no haber entendido qué dijo ese niño. Y resultó que el señor alcalde tampoco entendió lo que quiso decir ese pequeño que no cogió para su casa.

Desde entonces, todo Escazú busca a ese alumno de tercer grado de primaria para levantarle una estatua en el cucurucho de la gran Piedra Blanca en la montaña más alta de Escazú y declararlo, en el Día del Árbol, el Niño Nacional. De él solo se sabe que es hijo de madre soltera y padre desconocido.

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Miércoles 27 Marzo, 2024

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Juan Antonio Céspedes Guzmán

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