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Sucesos

A niña le daban de comer caca de perro y cuitas

Psicóloga que la atendió declaró en juicio, Pérez Zeledón

  • Los imputados se abstuvieron a declarar en la primera audiencia

  • La psicóloga Karina Vega Rosales declaró por más de 1 hora

  • Los jueces asistieron a la audiencia privada para escuchar a la menor

Alimentarla con heces de perro y gallina era parte de las muchas atrocidades que una familia cometió contra una menor de edad durante al menos dos años en una humilde vivienda ubicada en Ojo de Agua en Pérez Zeledón.

Este martes en los Tribunales de Justicia del cantón sureño inició el juicio por este caso que conmovió al país en 2017, cuando la niña fue rescatada durante un allanamiento hecho por agentes judiciales que recibieron una denuncia anónima de un vecino que se percató del infierno que estaba viviendo la niña.

Los sospechosos de cometer las agresiones son una mujer de apellidos Jiménez Alvarado, abuela materna de la víctima y a la que acusan de un delito de tentativa de homicidio y privación de libertad agravada.

El otro imputado es un sujeto apellidado Zúñiga Jiménez, tío de la ofendida y a quien se le acusa de una tentativa de homicidio calificado.

De acuerdo con Édgar Ramírez Villalobos, fiscal adjunto de Pérez Zeledón, los hechos que se les acusan a los sospechosos ocurrieron cuando la víctima tenía 2 años y hasta que cumplió 4.

“Es un caso muy desgarrador porque a la menor la tenían privada de libertad, amarrada a una cama, se le daba muy mala alimentación inclusive hay cuentas de que se utilizaba jabón para alimentarla y a ella se le encontró en un estado deplorable y en desnutrición”, explicó.

De acuerdo con Ramírez, durante el debate, que se extenderá hasta el jueves, participarán como testigos familiares de la víctima, vecinos, profesionales que atendieron el caso y psiquiatras de Medicatura Forense.

Ayer la primera en testificar fue la psicóloga que atendió a la pequeña luego de que le dieran de alta del Hospital Escalante Pradilla y quien narró las agresiones de las que fue víctima la niña. En tanto, los imputados se abstuvieron a declarar ante los jueces.

Cabe recordar que por este caso las autoridades también investigaron a la madre de la chiquita, una mujer que de apellidos Zúñiga Jiménez contra quien se realizará un juicio especial pues se determinó que sufre un padecimiento mental por el que la declararon inimputable.

Debido a lo anterior, a ella le aplicarán un proceso para personas con condiciones especiales y que son juzgadas bajo una modalidad distinta que establece la ley, no obstante, para este debate todavía no hay fecha definida.

 

LO MÁS TRAUMÁTICO

 

Karina Vega Rosales, es la psicóloga del Hogar Madre Redentor donde ingresó la víctima tras una solicitud de la oficina del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) en Pérez Zeledón para que se iniciara el proceso de adopción.

Según contó, cuando la chiquita llegó al hogar tenía secuelas psicológicas y físicas de las agresiones sufridas, como cicatrices en el cuerpo y poco cabello, siendo que en algunas partes de la cabeza estaba lampiña.

Además, se orinaba por las noches, su peso y estatura que no eran los adecuados y su edad maduracional estaba por debajo de la cronológica, esto significa que, aunque para ese entonces la menor tenía 4 años y cinco meses, mentalmente tenía 2 años y ocho meses.

Por otra parte, su estima era negativa y desconfiaba de su entorno, principalmente de personas adultas. Mientras que a nivel educativo su motora fina y gruesa presentaban una disfuncionalidad.

“Los pensamientos que ella tenía en un inicio eran que ella era mala, que por eso a ella le había pasado las situaciones que vivió, que era fea porque parecía un niño, esto hizo que fuera muy insegura”, explicó.

Tras ganarse la confianza de la niña, Vega comenzó a aplicar las terapias adecuadas para ayudarla. Fue ahí cuando le reveló la pesadilla vivida junto a su madre, abuela y tío.

Una de las situaciones más traumáticas que la pequeña narró es que nunca le daban comida como a sus primos u otros miembros de la familia, y que en algunos casos la hicieron comer heces de animales como perros o gallinas, o bien le daban jabón.

De acuerdo con Vega, la niña también dijo que con frecuencia la amarraban a la pata de una cama y la hacían dormir debajo de esta. Otras veces la ataban en un cuarto pilas que está en la parte externa y trasera de la vivienda, pues lo que querían era que no se moviera.

Las atrocidades siguieron incluso hasta en la hora del baño, pues sus allegados utilizaban objetos que la lastimaban y siempre le echaban agua fría.

“Otra situación que la marcó es cuando le cortaron el cabello, porque ella sentía que era como un hombre y que era una niña fea. Ella también describe que las marcas que tiene en la espalda son porque el tío la quemaba con cigarrillos”, detalló la psicóloga.

Como si fuera poco, la pequeña también dijo que su abuela solía castigarla y para esto utilizaba mecates, palos o bien, cualquier objeto que tuviera a la mano, uno de ellos lleno de púas.

Todas estas situaciones se convirtieron en recuerdos que, aunque ya estaba a salvo, seguían perturbando a la niña por lo que fue necesario que recibiera las terapias psicológicas por casi 2 años.

Según explicó Vega, con las técnicas aplicadas ayudaron a que la víctima pudiera reprocesar esas situaciones y evitar que vuelva a recordarlas tan frecuentemente.

Pese a esto, siempre quedan algunas secuelas, por ejemplo, para el juicio la menor tuvo que regresar a Pérez Zeledón, viaje que la afectó pues le generó inseguridad y temor de que la regresaran al cantón pesetero.

“Siempre quedan secuelas por más que se trabaje la parte emocional y psicológica, en el caso de la niña ahora tiene dificultades para dormir en algunas épocas como cuando llueve, cuando observa a los perros evacuar tiene recuerdos, pero eso ya no la perturba tanto”, dijo Vega.

 

AUDIENCIA PRIVADA

 

Este martes luego de las declaraciones hechas por la psicóloga; los jueces, imputados y abogados defensores se trasladaron hasta otra sala donde se realizó una audiencia privada para resguardar los principios y evitar revictimizar a la niña.

Ahí la menor dio su testimonio ante el Tribunal Penal, declaraciones que se extendieron durante toda la tarde.

 

NUEVA FAMILIA

 

Afortunadamente, en febrero anterior, la pequeña, quien ya tiene casi 7 años, fue adoptada por una nueva familia con la que vive fuera de Pérez Zeledón.

Según explicó la psicóloga, en un principio la niña sintió un rechazo hacia su madre adoptiva debido a que temía que las agresiones se repitieran, pues en el pasado la imagen materna que tuvo fue negativa.

“Ella estaba muy contenta cuando supo que tendría una nueva familia, los papás tuvieron que adaptarse a las características de ella, fue todo un proceso. Su familia la ha ayudado mucho, ellos (padres) fueron preparados y se les da seguimiento durante 1 año para que el proceso de adaptabilidad sea el mejor”, sostuvo.

Agregó que emocionalmente la niña ya está mejor, es más alegre, se volvió una líder positiva, asiste a la escuela donde hizo nuevos amigos con los que comparte y les perdió el temor a los adultos.

El juicio continúa este miércoles en los Tribunales de Justicia en Pérez Zeledón y se espera que mañana los jueces dicten la sentencia contra los imputados.

PERIODISTA: Mónica Matarrita Mora

CRÉDITOS: Fotos: Mauricio Aguilar

EMAIL: [email protected]

Miércoles 13 Noviembre, 2019

HORA: 12:00 AM

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