Las paperas ya superaron los límites

EDITORIAL

Todas las personas estamos expuestos al contagio de enfermedades, sin embargo muchas veces las condiciones en las que trabajamos o vivimos causan que dichos padecimientos sean más fáciles de contagiar.

El omitir prácticas higiénicas hace no solo que el ser humano se torne más susceptible a la transmisión de afecciones, sino que también incide sobre la eficacia del tratamiento y recuperación, llevando a casos que empeoran de tal forma que pueden llegar a la muerte.

Ese preámbulo nos sirve para ejemplificar con la epidemia de paperas que se presenta en el Sistema Penitenciario Nacional, que en tan solo unos días pasó de claro a oscuro y lo peor de todo es que al parecer no hay nadie que implemente acciones que traigan una verdadera solución.

Para nadie es un secreto que la población carcelaria vive en condiciones que facilitan el contagio de enfermedades, pues sus protocolos de limpieza no son los más eficaces ni se siguen con total fidelidad.

Los reos duermen unos encima de otros, están expuestos a roedores y a otras plagas de insectos como piojos y cucarachas. Además, la falta de espacio y el hacinamiento hacen imposible que quienes estén enfermos puedan permanecer aislados del resto.

Y ni que decir de los empleados penitenciarios, estos tampoco se desempeñan en las mejores condiciones para un ser humano, sus jornadas son extensas y agotadoras, la alimentación tampoco ayuda mucho, además del continuo estrés de un ambiente represivo y violento, estas condiciones son el caldo de cultivo ideal para una epidemia.

Ante este escenario los miembros de los sindicatos de los empleados del Sistema Penitenciario y del Poder Judicial están pidiendo que se declare estado de emergencia, porque ya no solo están enfermos los presos, sino que el personal también está reportando bajas por paperas.

En el caso de las parejas y familias de los reos, es momento de hacerles un llamado a la calma porque el no permitirles la entrada es una forma de prevención para que esta enfermedad no se propague de manera masiva en el exterior poniendo en peligro a poblaciones vulnerables de nuestro país.

A pesar de que las autoridades les están permitiendo una visita a cada preso tampoco con dicha medida se les ha quedado bien, por eso hacemos un llamado a la calma, a la paciencia, deben esperar su turno porque de haber más motines y problemas posiblemente el aislamiento se extenderá por más tiempo.

Es necesario entender que destruir las instalaciones, amotinarse, hacer armas hechizas no son métodos de presión eficaces para recobrar su derecho a visita, ni tampoco traerá una cura para las paperas. Enviarlos a otro lugar es imposible, ya las cárceles no dan abasto.

Además, esos actos de rebeldía provocan que algunas de las personas que visitan a los presos se vean perjudicadas. Con cabeza fría hay que considerar el acto amor que significa la visita de un pariente, por eso resulta mejor protegerlos sea restringiendo su visita, así nadie saldrá herido o contagiado.

Las autoridades tienen en sus manos las soluciones, tienen las herramientas y el conocimiento. No puede ser posible que sigan apareciendo casos y casos sin que se llegue a establecer un alto al contagio. El tema es que en este momento no solo hablamos de los presos y de los trabajadores penitenciarios, sino que ya se han detectado casos de personas ajenas a esas instalaciones, es decir el problema salió de los ámbitos de las cárceles hasta llegar a los hogares de otros costarricenses.

Lo que sí es justo y necesario es que la ministra de Justicia dé la cara y exponga las medidas, que elabore una estrategia de detención del contagio de paperas dentro de las cárceles. Estamos hablando de seres humanos, no de animales. Se requiere una solución, pues hay miles de vidas en juego.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Miércoles 23 Octubre, 2019

HORA: 12:00 AM