Huertos y jardines
Álvaro Chaves Sánchez*
Nuestras escuelas o centros educativos, tanto urbanos como muchos de las ubicados en áreas rurales, en la actualidad carecen de dos elementos fundamentales para la formación de las niñas y niños, nos referimos a los recordados huertos escolares donde aprendimos, en nuestra relación directa con la tierra y la guía de los maestros, que se ensuciaban las manos por ver surgir a sus estudiantes efectuando la más bella lección.
Donde con nuestras manos de niños, con la ayuda de un pequeño machete en compañía del azadón y la pala, abrimos surcos en los cuales generalmente los niños colocaban las semillas de diversos tubérculos, granos y otras legumbres, y días después lográbamos ver germinar las pequeñas plantas que luego de un corto tiempo las tendríamos en la mesa y las disfrutábamos en una suculenta sopa de vegetales
Ahí aprendimos la bondad de la tierra, la Pacha Mama, a quien debemos rendirle respeto y cariño y darle sana protección evitando contaminarla con plásticos, químicos, vidrios y otros desechos que tanto daño producen a la salud humana y al ambiente.
Otra de las actuales carencias son los jardines con diversidad de flores, en ellos nos deteníamos a ver la alternancia de las mariposas y colibríes extrayendo el néctar, así como el polen y posteriormente, ante la mirada de los estudiantes, emprendían el vuelo para ir a polinizar otros jardines, ahí aprendimos la lección de la libertad y la belleza.
Tristemente hoy día miles de niños no tienen ni la más remota idea de dónde proceden ni cómo nacen ni menos aún quién cultiva los alimentos que diariamente llegan a la mesa o al comedor de su escuela, en algunos centros educativos se les habla del campesino y los describen como un viejito descalzo, con sombrero de lona, pantalón de mezclilla, con los ruedos amarrados con un pañuelo rojo en el cuello, con cuchillo en la cintura y con la alforja al hombro donde lleva el almuerzo y la botella de fresco y como postre un pedazo de dulce o cajeta y su acompañante es un perrito que en su lealtad no lo abandona.
Difícilmente se les dice que los campesinos son hombres y mujeres llenos de dignidad, que trabajan diariamente bajo el sol o la lluvia, que son esos personajes que han construido una nación en la cual ellos no solo logran que el alimento llegue a las mesas de ricos y pobres, sino que los campesinos son quienes pagan impuestos para que el Estado los reciba y pueda pagar salarios, pensiones, algunas con montos muy bajos y otras con montos elevadísimos que son un monumento a la injusticia social, con sus impuestos también se construyen carreteras, puentes, escuelas, hospitales y otras obras públicas, y que fueron ellos los verdaderos constructores del Teatro Nacional.
A los niños estudiantes de hoy, para que disfruten la belleza, el colorido y la agilidad de las mariposas, sus padres, si tienen recursos económicos, los llevan a algún hotel o centro turístico donde tienen mariposarios, ahí observan cómo estas se alimentan del néctar de las flores y frutos en descomposición, porque ya los jardines escolares casi no existen.
Otra gran carestía son las zonas verdes para la recreación siendo este un país futbolero, en el cual se debe promover todos los deportes, lastimosamente las áreas que los visionarios que nos antecedieron cuando diseñaron los centros educativos o nuestras escuelas dejaron para esos fines lentamente fueron ocupados por simples y fríos cajones de cemento colocados horizontalmente a los que les llaman las nuevas aulas donde el estudiante es como un presidiario, únicamente tiene derecho a cortos recreos para que corra por los pasillos o se siente en una banca a contemplar techos, cielos, ventanas y paredes. Seguimos careciendo de espacios que conduzcan a soñar con mayor disfrute de libertad y amor a la tierra.
*Abogado y exdiputado
