El machismo es un problema que carcome a la sociedad costarricense y en el que los hombres son los más perjudicados, no solo en el rol de victimarios, sino también como víctimas, ya que acaban matándose entre ellos.
Así lo revela el V Informe sobre masculinidades y tendencias delictivas en Costa Rica, elaborado por la Comisión Técnica Interinstitucional sobre Estadísticas de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Comesco).
Dicho estudio deja en evidencia que los hombres son los que más delinquen y tienen las conductas más violentas.
Uno de los datos que más llama la atención es que por cada mujer asesinada en el país, se asesina a nueve hombres, en ambos casos los victimarios son del género masculino, lo que hace encender las alarmas.
“Esta es una información sensible y se debe hacer una lectura adecuada de esto, porque los femicidios siguen siendo una cifra muy preocupante y que también se vincula con las masculinidades porque ellas mueren en manos de un hombre”, comentó Natalia Camacho representante de Comesco.
Y agregó: “pero también el hecho de que mueran tantos hombres en el marco de la masculinidad, nos lleva a la reflexión de la relación hombre-hombre y de esa forma cómo los hombres están socializando entre sí, están demostrando esa dominación y ese poder en cuanto a la relación con otros hombres”.
Además, se tiene claro que las mujeres mayoritariamente son víctimas de violencia intrafamiliar.
En cuanto a los hombres, pareciera existir una necesidad de mostrar ese poder que deben tener por el simple hecho de ser hombre.
Esto como parte de una sociedad que le exige al hombre demostrar que es el fuerte, el que manda y por eso no debe permitir que le hagan nada, lo que termina significando que se promueve esa conducta violenta.
Pero a esto se une el tema de los grupos delictivos, las pandillas, bandas narco, entre otros, se dan la pelea de territorios, donde una vez más los líderes, generalmente hombres, deben pelear para lograr expandir su radio de acción y tener más poder.
“La participación de los hombres en las pandillas, no solo reclutados en el conjunto, sino en la manifestación de la violencia dentro de las mismas que sin duda tiene un rostro masculino”, señaló Camacho.
Además, como indicador de la violencia se evidenció que en el 72% de los homicidios contra hombres que se usa arma de fuego, siendo un 45% en los casos contra mujeres, dicho de otro modo los ataques entre hombres son más violentos y contundentes.
“Nos pone ante un panorama de reflexión en relación con la construcción de las masculinidades, la forma en que como sociedad estamos promoviendo y creando formas de crianza que están siendo perjudiciales para los hombres en su socialización y convivencia, no solo con mujeres como tradicionalmente se ha visto, sino también en la relación hombre - hombre”, finalizó Camacho.
El estudio toma como base datos del OIJ y otras instituciones relacionadas con el tema de la violencia en el país.
