Demócratas, conscientes y humanistas
Marvin Herrera Araya
Hay políticos, partidos políticos, gobernantes, que con sus conductas, decisiones y acciones, en el ejercicio del poder, han distorsionado y acomodado la Democracia a sus intereses particulares, con el propósito de perpetuarse en el poder. La pluralidad de usos, interpretaciones y definiciones que se le viene dando al término Democracia altera su esencia y lo ha convertido en uno polisémico, debido a que: se habla de Democracia, aunque solo gobierna un partido político, particularmente en las dictaduras; se habla de Democracia, aunque se recurre a argucias legales para evitar la participación de la oposición en las elecciones presidenciales; se habla de Democracia, aunque se niegan e irrespetan los derechos humanos; se habla de Democracia, aunque el Capitalismo mercantilista ignore la justicia social, la solidaridad, la dignidad de la persona y el bien común, de lo que deviene la pobreza, la miseria y otros males sociales para la mayoría del pueblo; se habla de Democracia, aunque el pueblo viva el yugo opresor de una dinastía. Es decir, se juega interesadamente con la Democracia como distintivo relativo, para aparentar ser gobierno demócrata sin serlo. Ejemplos sobran en el mundo.
En esos casos, los dirigentes y gobernantes, con etiqueta de demócratas, ignoran, a propósito, la enorme responsabilidad de formar personas, jóvenes y adultas, en los valores, principios y procedimiento de la Democracia, pues no les conviene que se estudien, conozcan y vivan los cimientos de esta forma de gobierno, de vida y organización de la sociedad.
La realidad política que hoy vivimos en Costa Rica viene generando, en buena parte de los costarricenses, especialmente durante estos cinco años de gobierno del PAC, reiteradas preocupaciones por el “rumbo ideológico” suscitado por el expresidente Solís y el presidente Alvarado. Ha de mencionarse que en el pasado el PAC participó como observador en las reuniones del Grupo de Sao Paulo, Brasil, promotor del Socialismo del Siglo XXI; el actual gobierno firma memorando de cooperación en Educación con Cuba; al principio, titubeó, tardó, en censurar la violación de los Derechos Humanos en Venezuela, por parte del dictador Maduro. Amén de otras decisiones gubernamentales que a falta de un franco diálogo -regla democrática- con los sectores de nuestra sociedad, vienen alterando la paz, la concordia, de los costarricenses.
Los demócratas, conscientes y humanistas -es necesario, en estos tiempos, ponerle apellidos a la Democracia- debemos unirnos guiados por la suprema finalidad de mantener vigentes los cimientos de la Democracia con que históricamente se ha forjado nuestro país, mediante la formación de conscientes y humanistas demócratas, para que sean los responsables de sostener y enriquecer esta forma de gobierno y evitar que esta caiga en manos de falsos demócratas, de falsos líderes, de falsos profetas, quienes al llegar al poder limitan libertades fundamentales de las personas, oprimen al pueblo y violentan otros derechos humanos. Debemos hacer todo esfuerzo posible por unirnos con objeto de humanizar el ejercicio del poder público y cambiar el torcido rumbo de los gobiernos PAC. El electorado consciente clama por una coalición de demócratas conscientes y humanistas.
¿Hasta dónde los demócratas hemos sido irresponsables, ingenuos, indiferentes, descuidados o confiados? Por estas actitudes, democracias han sido aprovechadas para instaurar otros regímenes autoritarios, dictatoriales, con autoproclamas de democracias, cuyas formas de ejercer el poder están lejos de los pilares fundamentales de un sistema democrático. Mayor es el pecado cuando los partidos políticos tampoco forman dirigentes en los ideales, concepciones, valores, principios y procedimientos de la Democracia ni en el Humanismo Cristiano. Bien dice Jacques Maritain, en su libro Humanismo Integral, que el humanismo cristiano lo que busca es hacer del hombre un ser más humano.
El mayor reto de quienes nos sentimos demócratas y cristianos, sobre todo por lo estipulado en nuestra Constitución Política, es la ineludible obligación de atender con denuedo, verdadero compromiso y constancia, la tarea de formar en Política, Democracia y Humanismo Cristiano, a las nuevas generaciones de nuestra sociedad, a efecto de que, sembrada la semilla en terreno fértil, esta germine siempre en entornos de respeto, fraternos, pacíficos, tolerantes, solidarios, justos, inclusivos, equitativos, generosos, prósperos, libres, lo cual augura una mejor calidad de vida para todos y un mejor futuro en la convivencia sociopolítica y cultural de Costa Rica.
