¡Defendamos el patrimonio alajuelense!
Ronald Castro Fernández* / Página Abierta
En nuestra ciudad de Alajuela se están perdiendo aceleradamente importantes elementos de nuestro patrimonio. No solamente ese patrimonio oficialmente declarado (p.e.: los tanques de la primera cañería). Estamos perdiendo nuestro patrimonio local; material e inmaterial.
Hemos perdido sonidos. “El cacho de los Bomberos” que por décadas informaba a los alajuelenses hacia cuál punto cardinal se presentaba una emergencia. También, indicaba las 12 mediodía. Igualmente, fue eliminada “la sirena del mercado”, que a las 6:00 a.m. advertía la hora de apertura, a las 9:00 a.m. era activada “para línea”, sea el final del periodo de recepción de mercaderías y acomodamiento de productos en los tramos; al final de la jornada, anunciaba la hora de cierre de nuestro centro de abastos (6:00 p.m.). Asimismo, silente se mantiene la campana que acompaña el detenido “reloj de la Catedral”; que nos advertía las horas completas y las medias.
Estamos perdiendo las piedras andesitas de las históricas aceras alajuelenses; que a la pasiva vista de todos se hacen polvo bajo el peso de los carros, en el tramo de calle frente al costado norte del Parque Central y otras, sin inventariar, pero con mejor suerte, han sido instaladas en sendos sitios públicos. Recientemente, fueron removidas la mayoría de andesitas de la antigua acera del viejo Hospital San Rafael y llevadas con rumbo desconocido.
Murales de Antonio Ugalde Álvarez. A finales del año pasado, fue demolida la pared en que estaba pintado uno de los últimos murales del fallecido artista alajuelense Antonio Ugalde Álvarez, a pesar de la gestión del Museo de Arte Costarricense para su conservación. Actualmente, los últimos murales de este pintor autodidacta son los felizmente rescatados por el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría en la que fue “Sala de Recreo” del Cuartel de Alajuela (actual Sala Manuela Santamaría).
De la misma forma, se unen a la lista el estado de abandono oficial de la Fuente de Libertad, la fachada oeste del Teatro Municipal, el Pasaje León Cortés y la demolición, entre varias, de la hermosa casona del recordado don Víctor Chavarría.
Actualmente, se lleva a cabo una nueva “restauración” del monumento a Juan Santamaría y de la fuente victoriana del Parque Central de Alajuela. Como costarricenses y alajuelenses en particular debemos analizar críticamente esta nueva dinámica que interviene la realidad de dos elementos únicos de nuestro patrimonio local.
El monumento a Juan Santamaría. Después de 110 años de su inauguración (15/09/1891) se llevó a cabo la “restauración del monumento en bronce y pedestal del Héroe Nacional Juan Santamaría” en el año 2001 (C.V. restauradora). En el 2004 se llevó a cabo otra “restauración formal de la estatua”, como la calificó la prensa (en un diario de circulación nacional, 21 diciembre 2004). Además, según el oficio Nº L45-DGP-2007 del 2 de julio del 2007 de la Municipalidad de Alajuela; el “monumento en bronce a Juan Santamaría” fue objeto de otra restauración en el año 2006.
Por otro lado, la fuente escocesa de hierro del Parque Central (junto con otras dos, ubicadas en los extremos este y oeste de la urbe) fue inaugurada el domingo 4 de julio de 1880 y es la única, de las tres originales, que se mantiene en su sitio de emplazamiento. El modelo de este elemento urbano es único en el país y uno de los pocos ejemplares iguales que existen en el mundo. En su momento, aparte de su papel estético, proveyó de agua corriente, gratuitamente, a los alajuelenses que por su condición económica se vieron imposibilitados de pagar una paja de agua para sus casas.
Curiosamente, esta fuente fue restaurada, después de 121 años de su estreno, en el año 2001 (C.V. restauradora), en el 2003 (C.V. restauradora y oficio Nº L45-DGP-2007 del 2 de julio del 2007 de la Municipalidad de Alajuela), en el 2012 (C.V. restauradora) y hoy (2019) está en marcha una cuarta restauración. Igual que el monumento a Juan Santamaría, 4 restauraciones en 18 años.
Lo anterior, aunado a que la misma persona ha llevado a cabo las pasadas “restauraciones” y actual trabajo en los monumentos, sumado a los procedimientos establecidos por la Municipalidad de Alajuela para la presente intervención de la estatua de Juan Santamaría y la fuente del Parque Central de Alajuela, que establecen, en lo referente a la limpieza del bronce del Héroe Nacional “se debe utilizar detergente exento de fosfatos, biodegradables y no iónico en agua desmineralizada, fibras sintéticas, cepillos de acero, etc.” con “la ayuda de instrumentos como cepillos, vibro-grabadores, bisturís, etc.” (Documento “Restauración del monumento a Juan Santamaría” - www.sicop.go.cr - ). En el caso de la fuente de hierro tal lavado se ayudará “con esmeriladoras, dremels, taladros, para la preparación de las piezas de hierro” (Documento “Restauración de fuente Parque Central de Alajuela” - www.sicop.go.cr - ).
La fuente del Parque Central de Alajuela. En este punto, cabe preguntar, en el caso de la fuente de nuestro Parque Central, si fueron utilizadas herramientas erosivas-invasivas en las anteriores tres “restauraciones”. ¿Existe una evaluación o estudio técnico previo y de resultados de las tres anteriores restauraciones? ¿Las frecuentes “restauraciones” provocarán un desgaste acelerado y excesivo de los materiales que deberían protegerse para extender su vida por un muy largo periodo? ¿A qué se debe, realmente, que en el término de 18 años haya sido intervenida en cuatro ocasiones?
En lo referente al Monumento a Juan Santamaría, ¿existe un estudio objetivo que indique por qué se debe de intervenir nuevamente y el estado del bronce y su pátina? ¿Se hizo un estudio objetivo, previo, para determinar el color original de la pátina? ¿Se respetó el color de la pátina original en las “restauraciones” anteriores? ¿Se llevó a cabo un examen científico para determinar si el pedestal que soporta la estatua de Juan Santamaría ha perdido estabilidad por los numerosos sismos que ha resistido? ¿En qué condiciones está el alma y bases del pedestal?
¿No se restaura una obra de arte de esta importancia con el propósito que se mantenga en las mejores condiciones físicas por largos años?
No hay protección adecuada de obras históricas. La Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica (nº 7555) y su Reglamento son laxos en lo referente a la protección específica de estatuas, bustos y obras artísticas como las fuentes de hierro que desde el Siglo XIX engalanan parques costarricenses. Con la excepción de la “Fuente de Cupido y el Cisne” ubicada en el campus de la Universidad de Costa Rica, todas las demás esculturas y elementos de corte artístico-histórico que gozan de protección patrimonial han sido incluidas en las declaratorias como elementos secundarios (muchas veces, tácitos) de los inmuebles principales declarados de interés histórico-arquitectónico (en este caso, ocho parques públicos).
Con el propósito de complementar la protección y conservación de estatuas, bustos y demás obras de arte que han coadyuvado a la construcción de identidades e historia locales y nacional, es necesario ampliar las disposiciones legales existentes y ordenar que los procesos de restauración de estos bienes públicos específicos sean llevados a cabo por equipos multidisciplinarios (arquitectos, ingenieros civiles, historiadores, historiadores del arte, sociólogos, ingenieros químicos, conservadores, ingenieros metalúrgicos, etc.) e interinstitucionales (Municipalidades, Ministerio de Cultura, Museo de Arte Costarricense, Museo Nacional, Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica), que analicen científicamente y establezcan los procesos que garanticen una restauración integral que perdure por un muy largo plazo y detener cualquier proceso sistemático de desgaste de los metales que conlleve aceleradamente a daños irreparables en nuestro patrimonio artístico-histórico-público.
*Investigador
