La extinción posible de penas en delitos contra el honor
Lic. Gerardo Morales / La Ley a su Alcance
–Comentario–
Los delitos contra el honor son tres: la injuria, la calumnia y la difamación. Aunque los tres tipos penales lesionan el bien jurídico protegido, que es el honor en sentido amplio, tienen sus diferencias.
La injuria es la especie o expresión que se le dirija a la víctima y que sea idónea para causar daño a su honor subjetivo.
La calumnia va más allá y se trata de la acusación contra una persona de la comisión de un delito inexistente, atribuido a la víctima. Es una acusación falsa.
La difamación tiene un elemento más. Es la propalación o difusión a un número indeterminado de personas, de expresiones susceptibles de dañar la buena fama y el honor de la víctima.
Como los delitos son contra el honor, será la decisión del afectado la que inicie un proceso que se denomina de acción privada, por el que el ofendido toma las facultades del Ministerio Público, la llamada acción penal, en sus manos, mediante el proceso de querella ante el Juzgado Penal.
Sin embargo, la extinción de cualquier responsabilidad penal es relativamente sencilla.
Por lo menos dos medios tiene el acusado para extinguir esa acción: solicitándole al juez que le fije la pena de multa que corresponda y pagarla de seguido. O mediante el mecanismo de retractación, que es una especie de arrepentimiento de lo expresado, lo que debe hacerse antes de que empiece el juicio oral. Con estas soluciones legales, las expectativas sobre grandes condenas penales y monetarias se pueden evaporar en un santiamén y con una simple disculpa pública.
