Pancha Carrasco: una heroína invisibilizada
José Francisco Monge Masís*
El 9 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, y el 11 de abril el país celebrará la gesta histórica de la Batalla de Rivas, acaecida en 1856, contra los filibusteros.
La historia revisada y escrita con sesgos, por más de siglo y medio, ha invisibilizado ha mantenido en el olvido para muchos ciudadanos a la heroína nacional y defensora de las libertades de la patria, Francisca “Pancha” Carrasco Jiménez, nacida a orillas del río Reventado en San Nicolás de Cartago. El mismo tratamiento de desdén histórico ha recibido el coronel Luis Pacheco Bertora y el soldado de Nicaragua Joaquín Rosales, enrolado en ese entonces en el ejército de Costa Rica.
“En la Batalla del 11 de abril de 1856, a las 2 p.m., un cubano de apellido Machado dirigía un cañón filibustero y Doña Pancha valientemente lo fulminó. Eso permitió a los costarricenses adueñarse del cañón.” Tomado del relato aparecido en La Teja del historiador Tomás Federico Arias.
“En la línea de fuego, en La Batalla de Rivas, se le adjudicó a doña Pancha Carrasco, como un triunfo casi personal, la recuperación de un famoso cañón, que cobró gran cantidad de bajas a los costarricenses. Doña Pancha al salir de una casona situada a una cuadra y media de la Plaza de Rivas, en donde el Cuartel General se hallaba ubicado, arma en puño, valerosa como digna representante de su patria y del ejército costarricense, dirigió la acción contra un núcleo de filibusteros de William Walker. El cañoncito que era cargado con metralla y que ostentaban los filibusteros fue el objetivo. Allí preparó su fusil, apuntó y disparó. El jefe del cañoncito cayó fulminado. Los filibusteros al ver rodar a su jefe huyeron en desbandada. Desafiando los disparos corrió hacia la artillería y ayudada por los soldados, llevaron al Cuartel el cañoncito…” Tomado de la Historiadora de la Asamblea Legislativa, Laura María Rivera Figueroa.
Una mujer que desafió a Francisco Morazán (cerca de 1840-1841) por no querer hablar de política con mujeres. Una mujer que se defendió en los Tribunales de Justicia de la violencia doméstica, condenando a prisión a su esposo. Una mujer condecorada con la medalla puesta en su pecho por el propio presidente Mora. Posiblemente la única en el continente americano que tuvo el privilegio de ostentar el mayor grado militar póstumo de general de división. Una mujer por quien el presidente José Joaquín Rodríguez decretó duelo nacional, y a su entierro asistieron miembros del clero, del ejército y del gobierno, y termina expresando en el Concejo Municipal de Cartago, el historiador Dionisio Cabal: …no es una mujer que hubiese pasado inadvertida o que se le hubiese querido hacer un gesto…”
La gesta de 1856 la inició Pancha Carrasco, seguida del coronel Luis Pacheco Bertora, Joaquín Rosales y finalmente Juan Santamaría. Es menester revisar la historia, los textos del MEP y poner en su verdadera dimensión histórica a la mujer que luchó como se dijo, por los derechos de la mujer y por las libertades de la patria.
Pancha, según se lee en una página de internet el gobierno costarricense, consideró necesario recobrar los puestos militares de la Vía del Tránsito, en manos invasoras y “…fue entonces que acompañó nuevamente a los soldados. Marchó entre selvas y pantanos hasta el río San Juan y el lago de Nicaragua. Las tropas costarricenses ganaron terreno hasta que Walker se rindió…”
Ya es hora de que las autoridades gubernamentales ordenen levantar un monumento en su provincia natal a la dama, soldadesca, madre y esposa, símbolo y emblema de la valerosa mujer costarricense. Es hora de sacar a la luz pública la su gesta histórica, para que sea ejemplo de las actuales y futuras generaciones mediante una obra pública que destaque su legado dejando atrás percepciones erróneas.
