Viernes 26, Abril 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Confeti navideño

Jaime Hernández / ¿Me lo apunta? / Página Abierta

Escribí hace unos días que el año 2018 no podía pedirnos más. No recuerdo un año tan exigente. No lo vamos a repasar porque todos hemos estado imbuidos en él porque no ha habido escapatoria. Y me dije, bueno, el aguinaldo traerá aires de distracción suficiente para acabar con este año y, con suerte, si me hago el loco, paso directo hasta el fin de año y feliz 19. ¡Cuán equivocado estaba! Las exigencias del 18 continúan y a granel. Y yo, ciudadano común y corriente, no tengo más que tragar más 18 para que no se me olvide nunca este año. 

Primero, y solo para empezar el final del año eterno, no me pagaron aún el aguinaldo. Yo soy muy saludable y eso ustedes lo saben porque suelo contar con todo detalle mis visitas al EBAIS que, a pesar de un pésimo servicio de entrada, una vez con cita las cosas fluyen. Bueno, el EBAIS no podrá sanarme de mi falta de aguinaldo porque no es lo que le corresponde. Puede atender mis triglicéridos, pero no mis tarjetas. Por supuesto que siento palpitaciones, dificultad al respirar y mareos. Pero eso no lo curará el doctor. Solo Hacienda, que hace conferencias de prensa mientras justifica que a este prójimo no le pagarán aún porque y lo demás no lo oigo. Porque aunque recite a Lorca con voz de Nuria Espert no resolverá mis problemas. Y sé que cualquier tamal me caerá mal porque ¿para qué tamales sin treceavo?

Y eso no es todo. De repente en vez de confeti, como solía lanzarse por estas fechas, nos han tirado a la cara cuchucientas empresas con ganancia cero que nos han dejado atónitos. Nosotros, los que no somos economistas o contadores, no entendemos y por supuesto que reaccionamos ante aquella información con indignación y furia. Y pensamos que el juego de los impuestos abre unos portillos del tamaño del redondel de Zapote por el que pasa cualquier Malacrianza que sepa hacerlo. 

Sin aguinaldo y con ese confeti de Hacienda perdí mi espíritu navideño y me gané una úlcera de duodeno que tardará en sanar. Ni la Navidad nos ha dejado vivir este 2018, ensañado en darnos lecciones todos los trescientos sesenta y cinco días suyos.

Amigos míos, sí, estoy deprimido. Sin aguinaldo aún, preguntándome si esos hábiles discursos que las empresas dan para explicar su falta de ganancias que me recuerdan al célebre Cantinflas podrán justificar con seriedad todo esto. Y yo sin arbolito de Navidad, porque en esta casa no habrá arbolito hasta que haya aguinaldo, pues esa es mi costumbre.

Decoro porque celebro, río porque disfruto, hago pierna de cerdo, que me queda buenísima, créanme, porque comparto. Pero parece que este diciembre se parecerá a todos los agostos que he sobrevivido, sin fiestas y encima con este pésimo confeti.

PERIODISTA:

EMAIL:

Martes 11 Diciembre, 2018

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA