Michelle Obama, compromiso y convicción
Tinta con sentido / Gloria Bejarano Almada
En fecha reciente Michele Obama, exprimera dama de Estados Unidos, presentó su autobiografía titulada “Becoming”, en la que narra en forma emotiva y franca sus vivencias, experiencias, decepciones, triunfos y frustraciones que le permitieron forjar su carácter y estar preparada para asumir una posición que nunca esperó y tampoco pidió.
Durante las entrevistas que le han realizado las distintas cadenas noticiosas, ha contado con detalle como tuvo que luchar en su niñez y juventud en contra los prejuicios y la discriminación. Como al igual que a muchos de nosotros, le dijeron que no podía seguir sus sueños, en su caso por ser negra y ser mujer, y que lejos de desanimarse asumió el reto y se preparó para ser no solo una abogada más sino una de las mejores egresadas de Harvard.
Su vida tuvo un giro cuando conoció a un joven que tampoco se apegaba mucho a los estándares, con el tiempo se enamoraron y comenzó para ellos una nueva aventura, las aspiraciones políticas de él le brindaron una nueva plataforma, pero también la expusieron a la crítica y al insulto. “No me conocían y sin embargo me juzgaban”, comento con tristeza; los insultos eran denigrantes, racistas, misóginos y...¡gratuitos! Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras recordaba esta etapa de su vida, y de pronto se le iluminó la cara al recordar que había logrado superar todo esto cuando tomó la decisión de enfrentar la adversidad y presentarse en la campaña electoral con voz propia.
Con esa misma voz le dio forma a un trabajo que, como bien describió ella, no está definido, lo cual lo hace más hermoso, pues le da a cada primera dama que ha ocupado el cargo la oportunidad de imprimir su sello, desarrollar su labor en forma especial, única, apegada a sus propias experiencias, a su preparación, a su vocación.
Carente de presupuesto y de personal propio, la primera dama, aquí y allá, tiene que empezar por darle contenido material y programático a su oficina y adentrarse en un trabajo al que se llega por ser la compañera de vida del presidente de una nación, un trabajo que se realiza bajo el escrutinio de un país que espera y exige resultados, que no acepta errores y que está presto a la crítica.
Con frecuencia se olvida que la primera dama, además es mujer, esposa, muchas veces profesional y madre y se espera que cumpla a cabalidad todos estos roles con excelencia.
Michelle Obama relata lo difícil que fue para ella ser madre de dos adolescentes que también fueron arrastradas a una privilegiada posición que, si bien les dejó extraordinarias experiencias, les impuso límites y les acarreó críticas injustas que ella, como mamá, tuvo que enseñarles a superar para poder llevar una vida normal dentro de las circunstancias.
Sus memorias son un recuento de experiencias que le ayudaron a forjar su carácter, convirtiéndola hoy en el tipo de persona que necesita una sociedad, una líder capaz de inspirar a otros, especialmente a la mujer que sufre discriminación, violencia y maltrato de cualquier tipo.
Servir como primera dama es uno de los honores más grandes que una pueda tener, Michelle Obama supo brillar con luz propia y hoy busca iluminar el camino para que miles de niñas se incorporen al mundo de la ciencia, la tecnología, la cultura y rompan con viejos esquemas y estereotipos. Su trabajo hoy no es una imposición, es fruto de la convicción y la pasión lo cual demuestra que para dejar un legado no se necesita ocupar un cargo se necesita tener amor y compromiso por lo que hacemos.
No dudo que su libro inspirará muchas vidas y nos permitirá entender mejor el difícil camino que tuvo que recorrer antes de convertirse en la primera dama de los Estados Unidos.
