Soy un hombre casado de 29 años. Tengo apenas dos años de casado y tuvimos un noviazgo de cinco años. Mi esposa y yo siempre nos hemos llevado bien, pero yo siempre tengo que agachar la cabeza, siempre soy yo el que cede, el que da el brazo a torcer porque ella no puede perder en nada. Yo la quiero mucho y ella es muy bonita, pero es tan altanera que he perdido el deseo sexual y hasta las ganas de seguir con ella.
Cuando una persona tiene problemas de carácter es común que se manifieste en todos los tipos de interacciones, sea en el trabajo, en el vecindario, con amigos, con familiares y con el resto del mundo. Sin embargo los que reciben el mayor impacto son los que conviven en el día a día y sobre todo los que comparten la vida íntima del hogar, es decir los hijos y la pareja.
Los estudios señalan además que los problemas de carácter suelen ponerse en evidencia desde la etapa del noviazgo, de manera que deben resolverse desde el mismo momento en que generan problemas y antes de tomar decisiones como vivir juntos o llamar a la cigüeña.
En el ámbito popular a veces se cree que este tipo de problemas se resuelven solos, que es cuestión de dar tiempo. Desdichadamente en la mayoría de los casos el problema empeora con el paso de los años. De igual manera se cree que con la vida en común el problema mejorará, cuando los estudios señalan que es precisamente en el convivio cuando resulta más difícil sobrellevar la situación. También se piensa que “con un hijo las cosas serán más fáciles”, pero por lo general la presencia de un hijo agrava el problema porque se convierte en una víctima más.
En estos casos lo que procede es una conversación respetuosa y sincera que motive a ambos a buscar ayuda profesional, para que ambos, como pareja, participen en un proceso que les permita un convivio armónico y productivo.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Jueves 19 Julio, 2018
HORA: 12:00 AM
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