¿Redes sociales o frentes de batalla?, una urgente reflexión
La pluma del pueblo / René Barboza C.
Los niveles a los que hemos llevado los costarricenses esta segunda ronda electoral son completamente absurdos, peligrosos y deben ser motivo de análisis sobre nuestros impulsos emotivos, ya que hay un alto grado de intolerancia por parte de ambos bandos.
En las redes sociales ya no se promocionan eventos comunales, es más, los Carnavales de Puntarenas y todas sus actividades pasaron casi desapercibidos ya que hay una gran cantidad de ataques y posiciones intolerantes en las redes que no permiten concentrarnos en otros temas del acontecer nacional, de no ser por el espectacular concierto de El Gran Combo de Puerto Rico y la orquesta La Solución, que aglutinó a casi treinta mil personas, estas fiestas hubieran pasado sin pena ni gloria.
Y es que la atención de los costarricenses está, al menos en las redes sociales, en este proceso electoral atípico, carente de ecuanimidad, falto de aceptación de opiniones y, lo que es más doloroso, preocupante y poco creíble, es ver amigos enfrentados entre sí con adjetivos y calificativos desproporcionados, llevando a la división, no solo política sino personal, amistades perdidas, amenazas públicas. La intolerancia está a la orden del día.
No quiero ser alarmista ni menos irresponsable, pero muchos conflictos a nivel mundial originados por la intolerancia han acabado en enfrentamientos armados y motines al no aceptar uno de los grupos la voluntad de la mayoría.
Lo manifesté en la columna de la semana anterior, ni en las décadas del bipartidismo se dieron divisiones tan marcadas y, en lugar de defenderlas con argumentos y sensatez, se quiere imponer los pensamientos con ofensas, improperios y ataques a la integridad de las personas.
Estoy seguro de que el llamado de unos cuantos irresponsables que manifiestan en las redes que, de salir ganador el contrario a sus aspiraciones, llamarían a las manifestaciones populares y al rechazo en las calles, algo que definitivamente perjudicaría nuestra imagen internacional y pondría a nuestro país en la picota, como revoltoso por malos perdedores.
Debemos reflexionar, costarricenses, estamos a tiempo, quedan muchas semanas antes de esa elección, no debemos dar señales de malos patriotas, somos un país caracterizado por nuestra bondad, por nuestra sensatez, ejemplo de democracia y buenas costumbres. No permitamos que las diferencias de criterio nos lleven a cometer actos de los que después nos vamos a arrepentir, tales como ofender amigos, familiares, conocidos o personas que no merezcan nuestros calificativos ni mucho menos, y Dios quiera no ocurra jamás, agresiones físicas, ya que eso sería el acabose de nuestra hermosa Costa Rica.
Hagamos un alto en el camino. Antes de la elección del primero de abril, por lo menos nosotros los católicos celebramos el tiempo de Cuaresma, tiempo de perdón y reflexión para prepararnos para la Semana Mayor. Los hermanos evangélicos, bautistas, y otras denominaciones cristianas, también reflexionan sobre la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo. Conozco, además, algunos no creyentes que son personas de bien, humanistas que sin duda alguna opinan igual, Costa Rica no merece tanto odio.
Hago también un llamado a los medios de comunicación más emblemáticos del país para que hagamos una cruzada con el fin de llamar a la calma y de esa forma aportemos tranquilidad entre los bandos en disputa. Los candidatos, ambos de apellido Alvarado, sin duda quieren lo mejor para Costa Rica, analicemos sus alianzas, sus discursos, pensemos con serenidad y brindemos ese voto con alegría y no con odio a las otras posiciones y el 2 de abril, pasada esta segunda ronda, celebremos juntos el haber nacido en una patria tan hermosa y bendita por Dios.
