¿Y quién le pide cuentas al juez?

Editorial

Hay un tema que no se puede dejar pasar, el cual ha sido denunciado en dos ocasiones recientes. Hablamos de lo que supuestamente dicen los árbitros de la primera división durante los encuentros.

El primero en denunciarlo fue el futbolista Steven Williams, de Limón FC, quien en televisión abierta, durante el juego ante Cartaginés, en el José Rafael “Fello” Meza Ivancovich, aseguró que el silbatero Henry Bejarano lo había ofendido con frases muy fuertes sobre su madre. Juró que decía verdad y puso de por medio a su hijo. Pero al cuestionar a Bejarano en la misma transmisión, segundos después, lo que aparece es una sonrisa y la indicación de que jamás salieron esas palabras de su boca. Alguien miente, uno de los dos, pero el tema quedó en el olvido.

De nuevo la situación se puso en la palestra cuando el jugador Esteban Ramírez, del Club Sport Herediano, dio declaraciones ante varios medios de prensa que cubrían reacciones en el 2-1 de los florenses ante Pérez Zeledón en el Rosabal Cordero. Con lujo de detalles argumenta que el guardalíneas que corría el sector de sombra le dijo groserías queriendo retarlo. El gran problema lo dejó claro el mismo Ramírez, si lo denuncia más allá de los medios el soplapitos dirá que es mentira y más bien le caerá una sanción al que da el espectáculo.

Relata el rojiamarillo que, al contarle a Bejarano, este más bien respaldó al línea y lo amenazó con expulsarlo.

Vamos por puntos, esto no es contra Henry Bejarano, es un llamado de atención a los integrantes de la Comisión de Arbitraje que no se ven, no se escuchan, no se pronuncian.

En una ocasión reciente quisimos tener una nota con el jerarca de dicho órgano, Ricardo Cerdas, pero desde el departamento de prensa se nos indicó que no se podía referir al tema, que para eso ya se había realizado una conferencia de prensa antes de iniciar el Torneo de Apertura 2017. Somos conscientes de que no se les puede tener a la dirigencia de estos jueces después de cada encuentro para hablar de si uno u otro de los de negro hizo bien o mal el trabajo, pero notamos mucho hermetismo.

Y el señor Carlos Batres, flamante coordinador del arbitraje costarricense, ¿dónde está?, ¿qué hace?, por qué es otro que permanece aislado. ¿Cuál es el temor? Al final de un encuentro Santos - Herediano en el Ebal Rodríguez, en el certamen anterior, lo vimos en una zona reservada de sombra, observando los 90 minutos. Al pedirle con respeto un espacio para conversar sobre el referato nacional mencionó que no tenía autorización.

Las comparaciones son odiosas, pero en momentos en que Luis Paulino Siles Calderón dirigía a los jueces había apertura. “¿Por qué no pitó ese réferi el domingo pasado?”, preguntábamos y nos respondía, “se equivocó y lo enviamos al dique seco por dos fechas”. Es simple, sencillo, sin darle mucha vuelta. El tema del arbitraje genera mucha polémica y resquemores como para poner más sal sobre la herida.

Una más, la aparición del guardalíneas mundialista en el fútbol femenino. Eso fue castigo, intercambio, es algo normal, qué se quiere.

Una vez más reinó el silencio y eso no es bueno.

Reiteramos que no es nada personal. Hay que abrirse, brindar más capacitación a los silbateros, establecer convenios con otras federaciones y confederaciones. Que la prensa reciba los amplios conocimientos que tienen los integrantes de esta comisión, para poder hablar con más propiedad.

Es apertura, porque en este baile somos muchos los invitados y de que se baile a un buen ritmo es obligación de todos, pues lloverá igual para todos en beneficios y perjuicios.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Miércoles 20 Septiembre, 2017

HORA: 12:00 AM