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Sucesos

Secuestrador infiltró informantes en la Corte

Desde La Reforma dio detalles de su vida delictiva

  • DIARIO EXTRA entrevistó a Javier Cóndor Long, quien descuenta 27 años de cárcel por secuestro y otros delitos

  • Cóndor podría pasar a un ámbito de menor contención, a pesar de que se le consideró una amenaza de fuga

Uno de los miembros de la banda de secuestradores que mantuvo cautivo durante 5 meses al empresario Alberto Calderón Gómez conversó con DIARIO EXTRA desde la cárcel La Reforma, en San Rafael de Alajuela.

Gómez fue retenido en un bar en Santa Ana y por su liberación los captores pidieron $2 millones a la familia, mientras que el privado de libertad Javier Cóndor Long fue detenido en la vivienda de su mamá (q.d.D.g.) en Santa Ana.

Cóndor, quien enfrenta una condena de 27 años tras la unificación de causas, es un viejo conocido del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por robo de vehículos y asaltos bancarios en la capital. Además enfrentó un juicio en Panamá por un asalto bancario en el que falleció un oficial de la Policía Nacional. 

“He perdido mucho peso, entreno muchachos en artes marciales todos los días dos horas, no hago pesas porque el nervio ciático me dificulta, a pesar de que la cárcel no me influye mucho, a las 6:30 a.m. me pongo en acción. 

El día anterior a mi captura me habían llamado para decirme que el OIJ venía por mí y no me fui del país por mi madre, pero tenía todo para escapar, ya que conozco muy bien dónde estaba”, comentó. 

Cóndor reconoce que cuando salió de prisión en Panamá llegó a Costa Rica a cuidar de su madre.

“Me dediqué a mi madre, logré convencerla para que se cortara el dedo, la gangrena había subido y el médico me dijo que tiene que amputarle la pierna, le prometí que la cuidaría. Entraba el hospital vestido de doctor y de enfermero, en todo momento estaba a su lado, solo iba a la casa a bañarme. Siempre he sido un frenteador, nada me intimida”, agregó.

 

INFILTRADOS EN LA CORTE

 

Este amante del deporte recuerda que fue a juicio por hacer muchas llamadas telefónicas a su socio.

“Tenía 3.500 llamadas de mi socio en cinco meses de seguimiento que me hizo el OIJ, 1.800 a mi mujer y 5.200 a la Corte Suprema de Justicia. El OIJ infiltra gente dentro de la delincuencia y uno mete gente dentro de esa cúpula, estaba al tanto de todo. Sabía que mis teléfonos estaban intervenidos, pero por ahí no hablada de nada de lo que ellos estaban investigando”, recalcó.

Cóndor agrega que recibió llamadas de sus amigos antes de su captura para alertarlo que el OIJ pronto llegaría por él.

“A las 4:30 a.m. me llamaron de la cárcel de Puntarenas para decirme que saliera huyendo, a las 5 me llamaron de La Reforma, donde me dijeron que el OIJ estaba afuera de la casa, pero no podía dejar a mi mamá sola. 

Estaba operada del corazón y sufría de asfixia, si veía a los muchachos con pasamontañas, armas largas y rompiendo puertas no aguantaba, por eso decidí entregarme, no sin antes desayunar con ella y recogerle nances”, narró.

 

DELINCUENTE ATÍPICO

 

Este hombre, quien lleva 20 años preso, reconoce que al caco común la gente lo odia y en su caso es lo contrario.

“La gente no quiere a los delincuentes, los vecinos dicen que son déspotas, pero en mi caso no es así, soy un delincuente atípico, por eso me querían, eliminé varias ventas de drogas en el polideportivo de Santa Ana, donde di paz y estabilidad.

No mantengo contacto con nadie vinculado a la delincuencia. En Panamá tenía compromisos y tuve que cumplir, aquí no, solo quiero salir y disfrutar a mi esposa”, afirmó.

Cóndor asegura que por 30 años criticó al secuestrador porque se hace amigo de la víctima, se ven las caras y se escuchan las voces, y por eso mismo delito hoy descuenta prisión.

“Escapar de la cárcel por una fuga con rehenes es estúpido, no hay forma de salir, sin embargo es un amor hacerlo, pero no me interesa, pese a que me han dicho que lo haga.

Mi relación con Fallas Elizondo desde la fuga de San Sebastián en 1999, donde estuve 33 meses, y la fuga de Panamá, donde escapé por un túnel de 21 metros de largo donde corté unos barrotes, son hechos que aún me persiguen”, detalló.

Cóndor agrega que cuando llegó nuevamente a San Sebastián lo pasaron a un dormitorio donde daba al río y estaba a 2 metros de la tapia.

“Cuando a un reo lo sacan al hospital me cago de risa. Falta mucha seguridad, tres hombres llevan al reo y cuando llegan al hospital uno de ellos se queda dormido en el carro escuchando música”, enfatizó.

Asegura que en su momento fue amenazado de muerte y nunca interpuso la denuncia.

“Entre cacos no se puede poner denuncias, es cuestión de ética, pero contra mí sí lo hicieron por el secuestro. Mi función era ubicar al hombre (al que me denunció), por eso me contrataron.

Sabía dónde vivía y conocía a su familia, pero nunca amenacé a nadie para que pagara. Cuando salga sé que posiblemente actuarán contra mí, aunque no lleve en mi mente nada contra ellos. Por mi historial pensarán que iré con sed de venganza”, relató.

Javier Cóndor Long, a quien próximamente trasladarán a un ámbito de menor contención, aseguró que cuando llegó al juicio por el secuestro el supuesto ofendido no se presentó y el otro testigo llegó porque estaba preso en ese momento, era el testigo clave de la fiscalía.

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Sábado 12 Agosto, 2017

HORA: 12:00 AM

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