No se debe negociar con el dolor ajeno
Editorial
A todos se nos ha muerto alguien cercano, a unos los hemos llorado más que a otros, sin embargo el duelo es sumamente difícil de llevar. Entre los peores momentos que tiene una familia luego del aviso del fallecimiento está la espera del cuerpo.
Para unas personas es más largo que para otras debido a las causas de muerte, pero en ese periodo las horas se hacen largas, parece que las manecillas del reloj giran al revés, pues tenemos esas ansias de ver por última vez a nuestro ser querido, arreglarlo para darle santa sepultura.
Pero también muchos ven el momento del entierro como ese punto final que se le pone a la historia para ir poco a poco dejando el dolor atrás, lo cual no quiere decir que se termina de amar o de pensar al difunto.
Ante este escenario, todos sabemos el difícil momento que viven las familias a las que literalmente les secuestraron los cuerpos de sus seres queridos para intentar negociar el tema de las pensiones en el Poder Judicial.
Se vea por donde se vea es macabro que hayan querido negociar con el dolor y la desesperación de muchas familias que esperaban darle sepultura a sus hijos, esposos, compañeros, abuelitos, amigos o conocidos.
Es injusto que hayan querido aprovecharse dejando de dar un servicio esencial solo porque les pareció oportuno tratar de hacer presión con esto.
¡Cuándo se ha visto que en los hospitales se dejen descubiertas las emergencias durante una huelga! Nunca.
Por lo tanto, los servicios de patología no podían suspenderse tampoco porque quienes estaban en ese lugar siguen siendo seres humanos, a pesar de haber partido de este mundo, merecen respeto y ni qué decir si hablamos de los allegados.
Además, lo que pasó el domingo es risible, que muchos hasta terminaran incapacitados por cuadros de estrés, solo porque les dijeron que si no volvían a sus labores los iban a detener.
Seamos realistas: si hubieran trabajado como corresponde nadie habría tenido que darles un ultimátum.
¿Será que los dirigentes de este movimiento no vieron a madres llorar de manera desesperada por no tener a su hijo para darle santa sepultura? Hay algo que uno debe tener muy claro en la vida: el dolor de una mamá en luto es sagrado y nadie debe aprovecharse de este.
Además, hay que tomar en cuenta que entre los cuerpos sin entregar había niños, ante este escenario nos preguntamos por ese muchachito de 12 años y el dolor de su mamá, ¿qué tienen que ver con el tema de las pensiones? No cambian nada los reclamos. Entregar ese hijo a la madre no debilita un movimiento, no cercena la libertad sindical.
Por el contrario, anula cualquier legitimidad del movimiento, hiere al Estado de Derecho y, sobre todo, se convierte en medida de inhumanidad.
El colmo es que hasta en los noticieros internacionales se habló de la falta de humanidad que hay en este país, de cómo es posible que secuestren cuerpos para hacerles presión a los diputados, que por dicha no se han dejado intimidar, los cuales negociarán y se reunirán para ver el tema cuando sea oportuno.
Independientemente de si empezaron a hacer las autopsias por voluntad o porque un magistrado pidió la presencia de la Fuerza Pública, eso es lo de menos, pues hasta donde entendemos a cada una de estas personas se le paga un salario para que cumpla con su labor. Si no desean ejecutar su obligación que les den campo a quienes sí.
En las manos de cada uno está demostrar la calidad de trabajador que es, irse a huelga y hacer sufrir a las familias costarricenses no les va a solucionar el problema.
Asimismo, luego de varios días nos cuestionamos si esta huelga tiene sentido, debido a que ellos pelean por no pensionarse a los 65 años.
Pongamos los pies en la tierra: quienes somos parte del IVM no tenemos otra opción que pensionarnos a esa edad o extendernos un poco más para no irnos con una cuota tan baja.
Hablando se entiende la gente, así que lo ideal sería que depongan el movimiento para sentarse a negociar, todo mundo tiene derechos, pero estos terminan donde empiezan los de los demás.
