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Opinión

El verdadero origen de “pedir cacao”

Rigoberto Guadamuz Monge* / [email protected]

Todos en Costa Rica conocemos muy bien qué cosa significa “pedir cacao”, aún las personas jóvenes que no tienen mucho dominio de los costarriqueñismos. Y esto de ni siquiera entender muchos de nuestros dichos es por la falta de capacidad lingüística, que es muy manifiesta en casi todos los estudiantes y, agrego yo, a todo nivel. Este desconocimiento casi generalizado del habla popular es muy decepcionante. Y lo es tanto así, porque los jóvenes de hoy oyen de nosotros, los viejos y las viejas, el uso constante de costarriqueñismos o costarricensismos, como debemos o deberíamos llamarlos con más propiedad, y no se atreven a pedir una “traducción” y se limitan a extrapolar o deducir por comparación contextual. Y, para colmo de males, no solo han desgraciado a nuestro tradicional “maje” con “mae”, sino que ni siquiera tienen capacidad idiomática para crear nuestros vocablos que se agreguen al habla coloquial.

Pero esta incapacidad creadora de nuevas palabras de uso interno no solo se observa en esta área de la comunicación oral y escrita. También la noto en el habla común o de uso ordinario. En un periódico de circulación nacional, hace pocos días publicaron un reportaje sobre el estudio que hizo o ha hecho la Universidad de Costa Rica, y que ha tabulado unas 2.200 palabras que utilizan nuestros estudiantes. De acuerdo con la nota periodística, el banco de datos, contó con un análisis de 1.647 redacciones de los que cursan noveno y undécimo año [tercero y quinto de educación media].

Pero yo que me muevo en este campo del estudio científico del lenguaje, veo la poca capacidad lingüística de gente ya titulada, que utiliza mal la concepción abstracta de verbos, sustantivos, adjetivos, artículos, etc. Dicho con palabras más ordinarias, las emplean por burda aproximación. “El Gran Área Metropolitana” [por la Gran Área Metropolitana], “perder un carro el control” [por perder el conductor el control o domino de la máquina], “encontrar un cuerpo muerto “ [por encontrar un cadáver], que como todos podemos darnos por enterados, el sustantivo “cuerpo”, contiene la idea de cadáver; si la persona está o estuviera viva, jamás de los jamases se le podría encasillar como “cuerpo”. Dicho con más claridad, todo cuerpo que se encuentre, lo es por ser algo inanimado.

“Local totalmente abarrotado”, cuando es muy fácil de entender que, con la palabra “abarrotado”, ya llenamos la idea de “lleno por completo”, equivalente a nuestro “hasta los olotes”. Baste con decir: “Local abarrotado”. “Decomisar” para definir una simple “incautación”, error que cometen casi todos los abogados; hasta los del Poder Judicial. Al decir mal, decomisar por incautar, retener, cometen un atropello al Derecho y todas sus etapas de plana defensa que garantiza la Constitución Política de Costa Rica y los distintos Códigos Procesales.

Pero este comentario no tiene nada que ver con los análisis científicos que para mí son cosa diaria en Facebook y otros, sino con esto de “pedir cacao”. Pero al fin de cuentas, la digresión [no “disgresión”, como dicen hasta los titulados], no está de más.

Una de las cosas más chocantes que escucho siempre, es el uso irracional de “maje” o de “mae” por parte de las mujeres para referirse a sus congéneres o hasta para los del sexo opuesto: los hombres. Sin embargo, es letra común el uso abusivo de “mae” como muletilla con la que intentan [y logran] llenar los espacios vacíos y carentes de capacidad lingüística. Hasta existe un anuncio radial donde las mujeres se tratan de “mae”. ¡Cosa más poloncha!

Pero vuelvo al tema central de este comentario, que tiene que ver con “pedir cacao”. Todos los que tenemos la virtud de contar una inteligencia lingüística [que dicho sea o es de paso, una de las más raras y complejas], podemos decir que pasamos toda la vida almacenando información en el área del lenguaje hablado o escrito, etc. Por tal razón, llevo siempre en mi archivo mental todo lo que escuché de mis profesores o de otros que comunicaban sus ideas en el campo del lenguaje, los unos verdaderos conocedores; los otros y otras, verdaderos “bateadores”; es decir, gente que externó su criterio sin sustento alguno.

“Manda huevo y no manda sal”, recuerdo al profesor que, en segundo año, lo dijo en clase. Pero pasados tantos años, no he podido encontrar el sustento o la base de su criterio u opinión. “Lo que por agua viene, por agua se va”, que lo dijo el profesor A. Sánchez, como nacido en Coronado, en boca de un lechero que “bautizaba” la leche. De otras personas, he escuchado el supuesto origen de la frase que la da título al comentario. Una persona, me dijo que “pedir cacao” nació del hecho de buscar la reconciliación al visitar la casa de la persona con quien se tenía una diferencia o disgusto, y pedir cacao para hacer el chocolate, algo poco más o menos, como pedir prestada “una tacita de azúcar”. Como consecuencia de la visita [una especie de humillación o de pretexto], era el medio ideal de ver cómo estaban las cosas; de bastantear un posible arreglo entre las partes disgustadas.

Pero es don Carlos Gagini [pronunciado gayíni] quien, con su reconocido Diccionario de Costarriqueñismos, nos señala de dónde viene esto de “Pedir cacao”. El autor citado, indica que tal expresión significa: “Rendirse o huir”. Y cita como fuente del origen las peleas de gallos, propiamente del cacareo del animal cobarde o vencido que huye en la riña y que utilizaron entonces los apostadores o visitantes. 

Así este asunto de “pedir cacao” queda bien claro y establecido que nació en la arena ilegal de lo que se conoce como alectomaquia o alectriomaquia [pelea entre gallos], donde muchas de esas aves pechean [golpean con sus pechos al contrario], se les ven los espolones o corvejones, cacarean [cacarear no solo es la voz de la gallina], donde son llevados en su gallera [jaula para transportarlos], y son colocados o tirados en la cancha [espacio para que peleen], o los topan [los ponen a pelear a modo de ensayo].

De este tan censurable y bárbaro “deporte” o inaceptable “costumbre”, y que mejor la calzo o señalo con el término psiquiátrico como una parafilia, nació nuestra frase o expresión: pedir cacao.

 

*Etimólogo y lexicógrafo con énfasis en lógica lingüística

 

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Miércoles 28 Junio, 2017

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