Un estudio realizado durante los últimos cuatro años por la Escuela de Química de la Universidad Nacional (UNA) con el apoyo de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) permitió conocer el origen y la edad del agua subterránea del norte de esta provincia y del este de San José.
El estudio fue liderado por el hidrólogo químico de la UNA, Ricardo Sánchez Murillo, quien explicó que la información que revela este análisis le permite a la ESPH conocer con más precisión las variaciones de las nacientes de agua.
“Entonces si vuelve a ocurrir un periodo de sequía, ellos podrán planificar mejor porque ya conocen los caudales mínimos, y trabajar de otra forma y reducir conflictos, cosa que hoy no lo tienen las Asadas al carecer de esta información”, explicó.
Por medio de las señales químicas, los expertos de la UNA lograron determinar cuánto tiempo lleva el líquido en una determinada zona.
Con ello han terminado edades tan cortas como 2,3 años, es decir ese fue el tiempo que tardó el agua en pasar por el acuífero y salir en alguna naciente.
“Encontramos edades desde los 60 a 70 años, es decir son sistemas que se recargan muy lentamente, y mucha de esa agua que hoy se extrae es quizás el líquido que se recargó hace 80 años, eso hay que entenderlo”, explicó Sánchez.
Otro beneficio de este tipo de análisis subterráneo del agua, es permitir a las municipalidades ordenar y mejorar el ordenamiento territorial espacial, al conocer dónde se ubican zonas de recarga de acuíferos más rápida o más lenta, evitando otorgar permisos sólo por intereses comerciales sino científicos.
Si bien las aguas subterráneas le pertenecen a todos los costarricenses y son administradas por el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas Riego y Avenamiento (Senara), los expertos reconocen que no existe un inventario de pozos ilegales y no se conoce cuánta agua se extrae clandestinamente.
COSTO DE CONSERVACIÓN
En el tema de conservación, Sánchez puso como ejemplo que los costarricenses desconocen que pagan mucho más por una botella de agua en el mercado que lo que se paga en un impuesto por cuidar zonas importantes de conservación del recurso.
“El ESPH tiene una tarifa de ¢15 por cada metro cúbico de agua, para la conversación de zonas boscosas, pero pagamos hasta ¢1.500 por una botella de agua que en muchos casos no es ni un litro, por eso insistimos que se deben impulsar fondos para estas investigaciones”, señaló.
La importancia de análisis es tal, que de las 34 cuencas que existen en el país, sólo 14 están instrumentadas por el Instituto Costarricense de Electricidad.
TODO EL PAÍS
Daniel Rueda, vicerrector de investigación de la UNA, comentó que el objetivo es llevar este tipo de programa a todo el país.
Consultado por qué no se incluyó a Acueductos y Alcantarillados (AyA) dijo que en un principio se buscó un acercamiento con ellos, pero la situación burocrática impidió trabajar en conjunto.
PERIODISTA: Bharley Quirós Navarro
CRÉDITOS: Fotos: Yostin Forbes / Cortesía UNA
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Viernes 26 Mayo, 2017
HORA: 12:00 AM
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