El alcohol es de las sustancias más consumidas a nivel mundial, esto se debe a factores ligados a la cultura, sin embrago no se te toman en cuenta los riesgos que esto conlleva.
Este problema radica en que beben en cantidades cada vez más grandes y de manera más frecuente.
Para muchos jóvenes ingerir alcohol es una práctica fuertemente vinculada al ocio del fin de semana y la socialización, pero existen factores que contribuyen a la prevención del consumo de alcohol en menores.
Entre los factores que pueden contribuir a la prevención del consumo están la buena relación con los padres, un círculo de amigos que no ingieren licor y acceso a la información.
“Los adultos a cargo de menores de edad tienen la responsabilidad de educarlos para que puedan tomar las mejores decisiones en su ausencia y mantenerse informados sobre las actividades en las que participan” , comentó Mónica Solórzano, directora ejecutiva de Educalcohol Costa Rica.
En nuestro país 3 de cada 10 padres de menores que consumen alcohol desconocen los gustos y preferencias de sus hijos, lo que evidencia la falta de comunicación, la cual se convierte en un pilar fundamental para garantizar un vínculo y el factor protector.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) determinó que la figura de principal autoridad en el hogar cuando de consumo de alcohol se trata es la madre.
De acuerdo con el testimonio de los adolescentes, en 70% de los casos en que consumieron alcohol y fueron descubiertos por su mamá hubo una reacción clara de molestia y cerca del 80% indicó que si su madre se enterara que consumió alguna bebida alcohólica reaccionaría bastante o extremadamente molesta.
Otro factor que indica el estudio es que cuando menos la mitad de los amigos consume o ha probado el alcohol, menor es la probabilidad de que el adolescente ingiera licor.
Según un estudio internacional sobre abuso de sustancias, los menores que inician el consumo de alcohol antes de los 14 años tienen un 45% de probabilidad de convertirse en adultos que abusan de la bebida, mientras que si la ingesta regular se pospone a los 21 años ese riesgo se reduce a un 10%.
