¡En qué cabeza cabe!
Editorial
El domingo muchos nos levantamos con una noticia lamentable, una fémina más había muerto a manos de su pareja, lo peor es que apenas tenía 16 años, era solo una niña que desgraciadamente terminó pagando un problema de adultos.
Un dato aún más triste: esta relación inició desde que la pequeña tenía 13 años, cuando apenas estaba en esa transición entre la escuela y el colegio; eso quiere decir que en lugar de estar jugando con muñecas y a los noviecillos a escondidas, ya contaba con una pareja formal con la que había formado un hogar.
¿Quién dice que una adolescente tiene la capacidad y la madurez para hacerse cargo de una casa, de todo lo que esto implica? ¿A quién se le ocurre que uno a esa edad puede cumplir el rol de una esposa? ¡Definitivamente a nadie!, porque están en ese proceso de dejar de ser niñas para convertirse en mujeres.
Lo peor de todo es que esta relación, que tal vez muchos pensaban era soñada porque los hombres mayores son más chineadores y saben lo que quieren, se convirtió en su peor pesadilla, pues el que decía amarla le arrebató la vida.
Hay una situación que muchos no entendemos: ¿dónde estaban los adultos y personas pensantes que enfatizaran que no era adecuado que una niña anduviera con un hombre que le triplicaba la edad?
Aunque las pequeñas traten de verse grandes y los señores de menos edad, el peso de los años los delata y la verdad las escenas no se ven bien, lo que genera cuchicheos, pues a muchos nos ha tocado observar que se comportan como adolescentes que no paran de meterse mano y darse besos.
A veces es muy fácil jugar de grande si aún no se sabe medir las consecuencias.
Además, no entendemos cómo fue posible que los papás de la menor supieran de esta relación y no la denunciaran.
¿O será que como en los viejos tiempos los progenitores entregaron a su hija a cambio de algo? No pueden negar que conocían al tipo que mató a su hija porque en el audio que mandó, les decía que los quería mucho y lo perdonaran.
¿Cómo es posible que no hubieran hecho nada para sacarla del infierno en que vivía? Según las versiones de quienes los conocían y habitaban cerca, esta pareja pasaba como perros y gatos.
En los pueblos y en ciertas zonas del país esas relaciones de niños con personas adultas es común, sin embargo hay que tener claro que esto no es correcto porque tienen intereses diferentes y maneras de ver la vida muy distintas.
Posiblemente debido a esto eran los problemas que tenían ellos dos, porque indudablemente no les gustaba lo mismo y casi siempre en esas relaciones las personas mayores son bastante posesivas y celosas, pues les da miedo que sus parejas vayan a conocer a alguien de su edad y los dejen.
Hay que ser realistas: de nada sirve crear leyes si los actores involucrados no denuncian y todo mundo sale a pasear a sabiendas de que hay alguien que está cometiendo un delito.
Estos casos no solo se dan entre niñas y hombres mayores, también se presentan con mujeres maduras y adolescentes; tan solo basta recordar la relación de la profesora que se casó con su estudiante, lo cual aún se encuentra en investigación y como van las cosas al final todo va a terminar en nada.
Una vez más repetimos: si usted conoce a alguien que está cometiendo un delito y no lo denuncia se convierte en cómplice, dejemos de pensar que si no nos afecta tenemos que quedarnos callados.
Ojalá que la ley penalice a quienes se aprovechen de la inocencia de muchas niñas pero también de los padres que son permisivos a cambio de dinero o algún beneficio.
Es importante la denuncia para que paguen quienes tienen relaciones impropias con niñas y adolescentes, aprovechándose de su edad y en muchos casos hasta de su poder adquisitivo.
Recordemos que son niñas, no bienes que se venden al mejor postor por unas cuantas cosas, no es justo que se aprovechen de su inocencia y de las necesidades que han pasado en la vida para llevárselas entre las patas.
