Pequeña gran mujer
Marcela Chacón
Por supuesto que había oído hablar de doña Christiana Figueres Olsen en gran cantidad de oportunidades, y había leído acerca de su trayectoria y participación en procesos internacionales y multilaterales, particularmente en cuanto a su valiosísimo trabajo como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y sus esfuerzos en un tema de tal relevancia y actualidad que le han valido importantes reconocimientos en el mundo como el de “Héroe del Planeta” de National Geographic y ser calificada como una de las 100 personas más influyentes del mundo, de acuerdo con la revista Time.
Sin embargo, no fue sino hasta la semana pasada que pude escucharla en vivo y realmente me impresionó por su espontaneidad, la claridad de sus ideas y su enorme sensibilidad ante asuntos trascendentales como lo son las poblaciones vulnerables y el mundo que vamos a heredar a nuestros hijos.
El discurso y las respuestas de doña Christiana contuvieron dos elementos que llamaron profundamente mi atención y de los cuales tomo nota personal como una excelente práctica. En primer lugar, transmitió su mensaje de manera sencilla y sin palabras de domingo y sus ideas estaban tan bien organizadas a manera de “factores”, que todas las personas que estábamos en el auditorio los comprendimos sin problema alguno.
Por otra parte, a diferencia de otras mujeres brillantes que de alguna manera procuran invisibilizar su faceta de madres o esposas en sus disertaciones, esta señora no tuvo temor de hacer mención a la importancia que sus dos hijas representan en su vida y en cada uno de proyectos. Su feminismo, marcado por una comprensión integral de los roles que juega cada persona dentro de la sociedad, la posicionan en una dimensión que trasciende el tema de género como lo entendemos algunas veces y se enfoca más bien en el concepto de la persona humana y sus derechos y necesidades.
A manera de ejemplos, sus fuertes convicciones en este sentido la llevaron a abrir las puertas de las sesiones de trabajo en Naciones Unidas a las mujeres que durante su período de lactancia acudían junto con sus pequeños hijos a las mesas de negociación; además, fueron determinantes para que renunciara a su candidatura a Secretaria General de la ONU al evidenciarse que esa silla está lejos de ser ocupada por una mujer, máxime si ésta procede de un país de renta media y sin ejército.
Confirmé con ella que los costarricenses tenemos representantes de lujo en distintas organizaciones de naturaleza pública y privada y una vez más me sentí orgullosa de mi sangre y de mi gente. Gracias doña Christiana por su labor incansable y a la Fundación ALAS por haberla invitado a compartir sus vivencias con nosotros.
Feliz martes a todos.
