Paradójicamente y como un ejemplo de los escasos derechos que tiene la población LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) privada de libertad, DIARIO EXTRA debió solicitar una entrevista con Natalie usando su verdadero nombre, Cristopher Monge.
De ahora en adelante nos referiremos a este privado de libertad respetando su decisión de ser mujer. Natalie descuenta prisión por una pena de robo agravado, hecho cometido cuando era menor de edad, y en su corta experiencia en el sistema penitenciario ha pasado por muchas de las cárceles del país.
En todas asegura haber sido víctima del machismo, ignorancia, abusos y humillaciones de los reos, oficiales penitenciarios y todos aquellos que no aceptan verlo vestido como una mujer, tal vez por ser de espalda ancha, alto y con un color de piel característico de la bajura guanacasteca.
“Luego de las violaciones, coacciones y perturbaciones que he sufrido en los diferentes centros penales y mediante mi defensa se interpuso un incidente de queja ante el Tribunal Juvenil y por el cual luego de los análisis psiquiátricos, forenses y criminalisticos se declaró el recurso a mi favor en julio del 2016”, declaró.
La dura lucha por el reconocimiento institucional de sus derechos y 6 transexuales más que descuentan prisión en La Reforma, la ha llevado a desafiar al sistema, que la considera una prisionera problemática.
Pero la lucha la llevó a buen puerto y en julio de 2016 los magistrados de la Sala IV visibilizaron los derechos de este joven de 23 años y obligó al Ministerio de Justicia a construir espacios adecuados, con las herramientas indicadas para la atención de esta transexual, que vive sus días recluida en soledad para evitar la agresión de sus compañeros de celdas.
“Se le ordena al Ministerio de Justicia y Paz la creación de un módulo para personas trans privadas de libertad. La Sala dio un plazo de ocho meses para proceder, actualmente el plazo venció y yo me mantengo en una celda individual aislada, teniendo presente que hay una orden judicial que actualmente es violentada porque no se ha creado aunque sea un espacio”, denunció.
VIOLENCIA
Natalie asegura sentirse abandonada por el sistema y las autoridades de Justicia, pero no es la única tristeza que sufre porque cuando estuvo integrada con la población carcelaria, día a día fue menos que un ser humano y su insistencia en usar enaguas y tacón 7 la llevó a vivir experiencias no muy gratas, más para un transexual en prisión.
“Somos utilizadas como bodegas por la población que no está apta para compartir con mujeres trans, nos usan como bodegas humanas, por ejemplo, nos ordenan guardar un teléfono celular porque si no nos quitan la comida. También nos ponen a guardar droga, si no los privados nos quitan la cama o el espacio de visita, o simplemente no nos permiten hacer la fila para coger la comida”, narró moviendo unas cejas finamente delineadas.
VIOLADA
Ella y sus compañeras de lucha viven un día a la vez porque si estar en prisión representa un peligro constante y una depresión diaria, estos hombres que decidieron verse como mujeres y enfrentar al violento mundo en prisión enfrentan una cara factura que, según Natalia, está dispuesta a pagar.
“Nos ven como objetos sexuales. Yo he sido víctima de constantes violaciones, de coacción, de perturbaciones a nivel institucional porque ya esto se salió de los límites y con el abandono del sistema siento que también las autoridades violaron mis derechos como mujer trans”, denunció.
En 30 minutos de conversación Natalie mencionó unas 10 veces a su mamá y la describió como una mujer que ha aceptado su condición de mujer en un cuerpo de hombre. Según ella, la acompaña, apoya y estimula a seguir una lucha que ha debido librar sola porque la marca de ser un privado de libertad hace que la desprecien hasta aquellos que están en su condición.
PERIODISTA: Gustavo Retana
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Lunes 27 Febrero, 2017
HORA: 12:00 AM