Por razones evidentes de seguridad a la protagonista de este caso la llamaremos “Teresa”. Una costarricense madre de 2 hijos menores y con 6 meses de embarazo, vecina de una barriada al sur de la capital y valiente como pocas.
Desde el 8 de agosto del año anterior su vida dio un giro de 180 grados luego de denunciar que una organización liderada por un sujeto con antecedentes por drogas le hacía cobros extorsivos y la amenazaba de muerte luego de que no pudo pagar un préstamo de ȼ100 mil, debido a los altos intereses de este crédito informal que consiguió por medio de esos volantes que abundan en postes y zonas públicas de Costa Rica.
Todo se resume en la acusación penal 16-019079-0042-PE que se tramita desde agosto de 2016, cuando agentes del OIJ procedieron a capturar a tres sospechosos de liderar esa organización de préstamos.
Gracias a la mujer la policía comprobó los hechos luego de entregar billetes marcados a los delincuentes.
Esta dama cuenta su historia y además asegura que el programa de protección a la víctima ha funcionado a medias, ya que no le brinda la atención adecuada, situación que DIARIO EXTRA quiso confirmar por medio del departamento de prensa del OIJ, pero no recibimos respuesta.
¿Cómo comenzó la extorsión que usted denuncia?
-Yo saqué un préstamo con ellos (un grupo de colombianos) luego de agarrar un número de teléfono de los que hay en los postes. Saqué ȼ100 mil porque en ese momento no tenía qué darle de comer a mis hijos. Me lo dieron en cuestión de 2 horas, fue rápido.
¿Son esos volantes que pegan en vías públicas?
-Ellos ponen un anuncio en los postes, pulperías o cualquier sitio público. Un muchacho contesta, en mi caso dijo llamarse Josué, me pidió la cédula, luego no duran ni dos horas en llegar a la casa y junto a 2 cobradores te dan el dinero y la cédula la pasan por un aparato que registra los datos y listo.
¿Y qué pasa después?
-Desde ese momento empieza uno a pagar intereses que es un amor. Me hablaron de un interés de ȼ7 mil a la semana, luego ya eran ȼ10 mil y cuando vi estaba ya pagando ȼ20 mil colones a la semana. Ya no me daba para pagar y cuando me atrasé dos semanas llegaron a buscarme y me dieron un ultimátum que tenía que cancelar la deuda total, que llegaba a los ȼ160 mil, si no me mataban, me aseguraron.
¿Sentía que no tenía salida y que el mundo se le venía encima?
-Tenía cuatro meses de pagar solo intereses. 160 mil pesos es lo que vale la vida de una persona, eso vale mi vida, aunque ahora no vale nada sinceramente. Yo estoy sin mis hijos y me ruegan que llegue por ellos.
¿Luego vino la denuncia judicial?
-El peor error mío fue haber denunciado, increíblemente. Suena duro, suena feo, pero hubiera preferido ir a prostituirme e ir a pagar el préstamo que confiar en las leyes de este país (llora). Porque todos andan tranquilos, tuvieron una Navidad normal, menos yo y mis hijos. Me siento traicionada y la gente de Protección a la Víctima me quiere hacer ver como que no he cumplido.
¿Pero entró al programa de la Unidad de Protección la Víctima?
-Es un infierno, lo estoy viviendo desde el día que denuncié y entré al programa de Protección a la Víctima (llora). Viviendo de casa en casa, entre carencias por estar sin trabajo. Los agentes no dicen nada, no me comunican cómo van las cosas, pido explicaciones y siempre en silencio. Y a los denunciados solo le aplicaron ir a firmar cada 15 días como medida cautelar.
¿Pero las amenazas eran evidentes para las autoridades?
-Estando yo en las oficinas de Protección a la Víctima los tipos me llaman y frente a la trabajadora social y la psicóloga escucharon las amenazas de muerte, donde me decían que me daban 24 horas para pagar o me mataban. Inmediatamente me dijeron que no podía volver a la casa y pese a esto están libres y siguen trabajando en lo mismo, prestando dinero y extorsionando a la gente.
¿La reubicaron, pero vivió penurias?
-Me tocó vivir lo que era que un indigente me regalara plata para pagar un hotel, esto sabiéndolo el personal de Protección a la Víctima que yo estaba en la calle. Yo llamaba constantemente para que me ubicaran en una casa, pero el personal judicial siempre decía que estaba en una zona de riesgo y se me cerraban las puertas.
¿Y sus hijos de 11 y 7 años cómo lo toman?
-Cómo es posible que un niño de 11 años se levante llorando y diga que a la mamá la van a matar. He pedido ayuda psicológica y nunca la hemos recibido, ni para mis hijos ni para mí. Mi hijo está mal, a él le toco ver que a mí me pusieran un arma en la cabeza.
Unidad de Protección a la Víctima
Descripción del Poder Judicial
Víctimas y Testigos
Se atiende a toda persona que haya sido víctima de un delito sin distinción de etnia, edad, sexo, género, nacionalidad, preferencia política o religión. El usuario(a) puede remitirse por escrito o en forma verbal. El acceso a la Oficina de Atención a la Víctima del Delito es gratuito y voluntario. Todos los programas desarrollados por la oficina incorporan como eje transversal una perspectiva de género.
¿Quién es víctima?
• La persona directamente ofendida por un delito.
• En los delitos cuyo resultado sea la muerte del ofendido, las víctimas son:
• El cónyuge
• El conviviente con más de dos años de vida en común
• El hijo adoptivo
• El padre adoptivo
• Los familiares (dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad)
• El heredero declarado judicialmente
• Los socios, asociados o miembros en aquellos delitos que afecten a una persona jurídica, siempre que sean cometidos por quienes la dirigen, administran o controlan.
• Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afecten intereses colectivos o difusos, siempre que el objetivo de la agrupación se vincule directamente con esos intereses.
PERIODISTA: Gustavo Retana
CRÉDITOS: Fotos: Cristian Cartín / Randall Sandoval
EMAIL: [email protected]
Martes 07 Febrero, 2017
HORA: 12:00 AM
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