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Opinión

A un solo ritmo y paso firme

Marilyn Batista Márquez

Dos situaciones en regiones diferentes me hacen pensar que quizás muchas mujeres todavía son conservadoras y tradicionalistas. Me refiero a la derrota de Hillary Clinton en su contienda hacia la presidencia de los Estados Unidos, y a los resultados del reciente estudio EVA, el más abarcador en temas de mujer que se haya realizado en Costa Rica.

En el caso de Hillary hay muchos argumentos que intentan justificar la pérdida de las elecciones presidenciales, entre ellos el voto oculto de muchos simpatizantes de Donald Trump que nunca habrían admitido su preferencia por él, la falta de carisma de la candidata demócrata, el escándalo de los e-mails debido al uso que hizo el contrincante durante toda la campaña electoral, el voto latino vinculado a los cubanos en el exilio inconformes con la política de Obama hacia Cuba, el discurso promovido en contra del “establishment” político y que muchos consideran a la exsecretaria de Estado como parte de una élite que no era afín a la clase trabajadora. 

De otra parte, mientras que los votantes latinos, afroamericanos y jóvenes no acudieron en número suficiente para que la demócrata ganara, Trump sí movilizó el 73% de los votos de las personas blancas. A pesar de que el 54% de las votantes mujeres se inclinó por la candidata demócrata, se esperaba un mayor número por la afinidad de género. 

El tema de primera mujer presidenta y primera mujer comandante de las fuerzas armadas, que en el inicio se pensó le daría ventaja, no fue determinante para impulsar el voto femenino. Algunas razones como su apoyo al aborto legal, tema innegociable y proscrito entre las católicas y cristianas, unido al comentario tomado como despectivo que hizo siendo primera dama (e insistentemente recordado), cuando dijo que no quería quedarse en casa haciendo galletas, incidieron en la población conservadora femenina.

Un golpe a la credibilidad de Clinton fue cuando Trump la acusó de atacar a las mujeres presuntamente acosadas por su esposo, en vez de apoyarlas como se supone lo hubiera hecho una feminista. Hay quienes también afirman que existe una gran dosis de machismo y que los Estados Unidos no estaba preparado para tener a una mujer como presidenta.

¿De lo anterior podríamos inferir que la mujer en Estados Unidos es conservadora y tradicionalista? Quizás. El comportamiento de las votantes femeninas es un mensaje de que el tema de género, aunque podría importarle a un segmento, no es decisivo en una elección presidencial.

A miles de kilómetros del continente norteamericano, en Costa Rica, el estudio EVA, realizado por Demoscopía, reveló que las mujeres en este país parecieran ser conservadoras. Más del 90% son cristianas y creen en el cielo. Un 73% considera que el éxito significa sacar adelante la familia, vs. el restante 17% que lo vincula con ser una mujer autorrealizada en el plano laboral. Solo un 18% considera que el trabajo es superación. 

La mayoría (90%) de las mujeres encuestadas está en contra del aborto, de la fertilización in vitro (48%) y la unión legal entre personas del mismo sexo (45%).

Cuando se les pregunta si el esposo y el hombre es importante en la familia, más del 80% responde sí, aunque el 47% lo consideran machista y solo un 14% buenos y trabajadores. Estas mujeres, que son el reflejo del pensamiento femenino en Costa Rica, consideran que las oportunidades para ellas son pocas, malas o difíciles, a pesar de que más del 90% quisiera desarrollar una actividad propia que le genere ingresos.

Estos hechos refuerzan las últimas estadísticas de ONU, las cuales indican que vamos a paso lento en el alcance de la equidad e igualdad para la mujer, situación que podría tomar unos 120 años adicionales si mantenemos este ritmo. Entonces el diferendo se sitúa entre qué queremos las feministas y qué piensa la población femenina en general. Estoy segura de que hay muchos puntos de encuentro que nos ayudarán a continuar la lucha por la igualdad a un solo ritmo y paso firme.

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Jueves 08 Diciembre, 2016

HORA: 12:00 AM

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