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Opinión

Republicanos lejos de un Nobel

Jackson Chinchilla*

El Premio Nobel de la Paz ha generado beneplácitos y desencantos en la comunidad internacional desde su instauración en 1901, del cual veinte fueron entregados a reconocidas personalidades políticas y sociales de los Estados Unidos de América.

Las políticas internacionales establecidas en las últimas décadas por los gobernantes republicanos los han alejado de cualquier reconocimiento importante de paz en la comunidad global.

El Comité Nobel Noruego hizo entrega de este premio por primera vez a un miembro del Partido Republicano en 1906, el cual fue Theodore Rossevelt por intermediar para el fin de la guerra ruso-japonesa.

Desde entonces, cinco políticos más de ese partido obtuvieron dicho reconocimiento, siendo el último Henry A. Kissinger en 1973 por promover el cese al fuego en la guerra de Vietnam y la posterior retirada de las tropas estadounidenses.

Han pasado 43 años y los representantes del conservadurismo norteamericano se han quedado al margen de este galardón que promueve la intermediación diplomática ante cualquier conflicto multilateral.

Es necesario analizar el porqué se ha dado este aislamiento con la paz mundial, ya que al hacerse un abordaje de los últimos gobiernos centroderechistas de Estados Unidos, se puede constatar las razones, principalmente humanitarias, por las que no han calzado en las estimaciones de elección en Oslo que los faculte para una entrega de este tipo.

En la década de los ochenta el gobernante Ronald Reagan se caracterizó por sus políticas exteriores de contención armada en medio oriente (caso URSS expansionista) y Centroamérica.

Geoge H.W. Bush, sucesor de Reagan siguió una misma línea de afianzamiento del poderío bélico de las tropas estadounidense, al comandar el impedimento de expansión armada de Irak en la Guerra del Golfo en Kuwait.

En 2001, con la ajustada victoria de George W. Bush, se inicia un período de política exterior reacia al diálogo con fundamentalistas de medio oriente y otras regiones de poca relación bilateral con Estados Unidos, lo cual se termina de gestar en un desenlace contra el diálogo y la paz, luego de los atentados del 11 de Setiembre, decretándose así la guerra contra el terrorismo, impulsada en todos sus fines directamente desde la Casa Blanca hasta el Congreso de los Estados Unidos.

Por su parte, los demócratas sí han visto en este siglo el reconocimiento internacional a sus políticas diplomáticas de paz, medio ambiente y derechos humanos, como los casos de los políticos Jimmy Carter (2002), Al Gore (2007) y el actual mandatario Barack Obama (2009), a quienes el comité noruego los ha premiado por sus causas pacíficas, contrario a los intereses geopolíticos y convicciones doctrinarias expuestas por sus contrapartes republicanos.

Definitivamente es evidente en el contexto mundial que cuando se encuentra la fracción republicana en el oficialismo, el mundo no es “un lugar más seguro”, lo cual es inverso a la afirmación que dio en 2003 George W. Bush para justificar su invasión armada a Irak, en contra del visto bueno inicial de la misma Organización de Naciones Unidas y por ende enfrentando cualquier postulado de paz que se conozca en esta aldea global.  

 

*Periodista y Politólogo

 

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Sábado 22 Octubre, 2016

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