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Sucesos

Esclava sexual escapa y delata a traficantes

Condenan pareja a 24 años de cárcel, Alajuela

  • Nicoya recibió a un equipo de DIARIO EXTRA y solicitó no revelar su nombre

  • Esta joven logró escapar de sus captores, a quienes condenaron a 24 años de cárcel

Una mujer que permaneció retenida durante un año en una vivienda en Alajuela, donde sus “jefes” no la dejaron salir mientras brindaba servicios sexuales, rompe el silencio y desde la intimidad de su vivienda cuenta su dramática historia a DIARIO EXTRA.

Por seguridad solo la identificamos como Nicoya, de 25 años, luego de que el tribunal sentenció a un hombre de apellido Fumero a 10 años de cárcel por trata de personas y a una mujer apellidada Osorio a 10 años por el mismo delito y 4 años por privación de libertad.

Esta joven, aún nerviosa por lo vivido, era estudiante de belleza y no tenía trabajo, por lo que vio un anuncio donde buscaban muchachas para trabajar en una sala de masajes.

“Pensé que debía ser algo normal, me imaginé un spa. Cuando llamé no me dijeron que tuviera relaciones sexuales, el hombre que me contestó me aseguró que iba a tener buenos ingresos, que en un día malo me podría ganar ¢60 mil.

Lo único que quería era trabajar, estaba cansada de estar de vaga y tener deudas, lo que me pagaban era suficiente para vivir junto a mis dos hijas”, recordó.

Nicoya recuerda las fechas exactas del drama que según ella quedó atrás y empieza a hacerse justicia.

“El 9 setiembre del 2014 busqué los pases para ir, al día siguiente fui a Alajuela, me esperó a las 9 de la mañana, yo iba con enagua larga y una blusa blanca. Se me quedó viendo de arriba a abajo, lo reconocí porque me había dicho que era de cabello blanco, me llevó a la casa de dos plantas, donde iba a trabajar. Cuando ingresé vi la casa desocupada, no tenía cara de spa, lo que me levantó sospechas. Luego me dijo que hablara con una mujer llamada ‘Harley’, que se veía asustada”, recordó. 

“Me pasaron un vestido y unos tacones, pensé que era por apariencia, me los puse, me dijo que todo era mita y mita, le pregunté qué tenía que hacer. En eso llegó Gustavo (primer cliente). Era de buena apariencia, se veía aseado, Rodrigo (jefe) le dijo que yo era carnita fresca, Gustavo preguntó cuánto costaba y le respondió que ¢10 mil”, comentó.

Nicoya hace mente y dice que cuando subió no agarró paño ni condón, solo le dijo al cliente que le iba a hacer masajes.

“Se enojó y me dijo que no eran masajes, ahí me di cuenta que era por sexo, sabía que no era señorita, pero tenía que conseguir los pasajes de regreso. Me gané ¢5 mil, al día siguiente me embolsé ¢45 mil, estuve con 5 hombres, pagué la pensión de mis hijas, la plata que pedí prestada y comida.

Me preguntó si iba a venir al día siguiente y al ver que se ganaba plata le dije que sí, tenía clientes que llegaban dos veces por semana, otros me esperaban hasta una hora, nunca disfruté estar con ninguno, todo era fingido, no tuve orgasmos, era ‘a lo que vinimos’”, agregó.

 

EMPIEZA EL TERROR

 

La joven, quien perdió en ese entonces a sus hijas, narra que después de un mes empezaron las intrigas con las compañeras, que la odiaban porque ganaba mucho.

“Una vez saqué ¢120 mil en un día, iba a ver a mis hijas, el mundo se los puse en las manos, las llevaba a la playa, al cine y a cenar con frecuencia, sin embargo las compañeras empezaron a robarme los talladores, los calzones, las pinturas y hasta la plata.

Pero después vino lo peor, no me dejaban salir de la casa, me quitaron las llaves, el celular y me amenazaron que no podía asomarme por la ventana, además las paredes eran enormes, no me las podía brincar. 

Un incendio y quedaba lista, no tenía cómo escapar, me daba miedo contarle a algún cliente y que fuera amigo del ‘jefe’ porque me tenía amenazada que si me escapaba, me cortaba la cabeza con un machete que tenía”, rememoró. 

 

SE ENREDÓ CON CLIENTE

 

Nicoya además de sufrir por estar encerrada a disposición de los proxenetas también lo hizo tras enredarse con uno de los mejores amigos de su “jefe”, con el objetivo de buscar un escape.

“Conocí al menor amigo del ‘jefe’ (Moisés), me hizo valiente, llegó el momento que estaba cansada, empecé a tener encuentros con Moi, quien le daba droga a Rodrigo. Se apoderó de mí, me hacía tener relaciones sexuales sin condón”, aseguró.

Agrega que las otras chicas pretendían que la escondieran en el baño para que no ganara plata, le tenían envidia y según ella la obligaron a limpiar la casa, ubicada muy cerca de una bomba en Alajuela centro. 

“Moi me llevó a su casa (largo del centro de Alajuela) y me acosté, al otro día me buscó para lo mismo y le dije que no, no quería. Todos los días estar hasta con 7 hombres y llegar a la casa a lo mismo me iba a volver loca, no quería que nadie me tocara ni me viera, estaba loca. Llegó Rodrigo (jefe) a la casa y me pidió el teléfono, algo le hizo que luego no prendía, al siguiente día sin comer ni bañarme llegó Jacki, quien tenía un amorío con mi jefe, con la mandíbula vuelta y la boca llena de espuma luego de la aporreada y la guarera que le habían dado”, narró.

 

BALA LE ROZÓ CABEZA

 

Esta joven, quien afirma salió milagrosamente con vida del infierno, espera que ninguna mujer pase por lo mismo, pues burló la muerte en la casa donde permaneció encerrada en uno de tantos días que se hacían eternos.

“El ‘jefe’ accionó el arma, el casquillo cayó y salió rodando, le pasó por los pies a una niña, me asusté y la segunda detonación la bala me pasó a 10 centímetros de la cabeza. Sentí caliente, mi reflejo fue cerrar los ojos, vi la vida de mis hijas, fue una mezcla de adrenalina e impacto. Espero que ninguna mujer viva semejante experiencia”, expresó.

Nicoya cierra su historia diciendo que le hicieron un paseo donde la dejaron sin comer y le dijeron al hermano que andaba en baby doll.

“Me llevaron en un carro, vi un bus que decía Cacao de Alajuela, la mujer (Osorio) me dijo que no me asomara por la ventana, de lo contrario tendría problemas. No me dio desayuno, no me dejó bañarme, por lo que no me asomé, me sacaron y me llevaron en carro, no andaba dinero, no sabía dónde estaba mi bolso y me llevaron a un negocio de masajes”, explicó.

También asegura que Fumero había comprado un machete para cortarle la cabeza.

“Le dijeron a mi hermano que me les sometía a los hombres, que trabajaba en baby doll, que tenía muchos clientes y mucho dinero, luego de que me obligaban a abrir a las 8 a.m. me dejaban encerraba y se llevaban las llaves.

No podía contestar el teléfono, si pasaba algo ahí me moría, las paredes eran muy altas, no tenía escapatoria. No podía hablar con ningún cliente, no sabía si me tenían una trampa, estaba asustada, el machete era plateado de mango negro, me contacté con el OIJ e iniciaron las averiguaciones”, finalizó.

Uno de los hombres que la vigilaban tuvo que salir de la casa y aprovechó ese momento para coger su bolso y escapar por una de las entradas de la vivienda, después se contactó con la policía.

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Fotos: Cristian Cartín

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Jueves 15 Septiembre, 2016

HORA: 12:00 AM

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