La falsa utopía: Entre más currículo, mejor salario vs. la realidad
Alvaro Valverde Granados
En los años 70, 80 y hasta los 90, era posible obtener trabajo digno en cualquier lugar del país. No se exigía preparación académica con tanta severidad como hoy en día, inclusive cualquier menor de edad, con permiso de patronato, obtenía empleo en la mayoría de las empresas privadas.
Tampoco era difícil encontrar trabajo para ejercer ciertas funciones en el sector público. De ahí que era posible ser guarda, misceláneo, mensajero, policía del MSP e, inclusive con un curso de mecanografía, ser secretaria y secretario de un ejecutivo en cualquier institución del Estado, sin necesidad de tener tercer año y menos el bachillerato aprobado.
Muchas personas trabajadoras, hoy por hoy, sacaron profesiones estando en sus centros de trabajo y quizás hasta fueron o son altos funcionarios de alguna institución pública, por qué no, hasta Ministros, Viceministro o Diputados.
Esa facilidad de tener trabajo sin necesidad de que el grado académico fuera requisito indispensable influyó para que no aumentara el grado de delincuencia, alcoholismo, drogadicción, indigencia y prostitución. El sistema político que administraba el país en esa época evitó la proliferación de estos males entre la sociedad, a raíz de las oportunidades de trabajo que tenía la población.
Actualmente, para tener un empleo digno, como jornalero, por ejemplo en el AyA; halar un carretillo para recolectar basura en las calles dentro de una Municipalidad, se necesita como mínimo el tercer año de secundaria aprobado, según parece, se exigirá el bachillerato para ir a palear un hueco en las calles ante una eventual fuga de agua.
Recientemente, miles de estudiantes, a la vez trabajadores, acudieron a varios centros educativos para hacer el examen de matemáticas y así cumplir el objetivo de tener el diploma de bachillerato, con el fin de mejorar la condición laboral.
Desde luego que la mayoría de los que presentaron el examen “sonaron”, porque cuando se sentaron frente al librillo de examen no sabían si las preguntas eran en idioma árabe, islámico o mandarín; ya que según expertos varias preguntas de este examen son para universitarios, eso dedicando un buen tiempo al estudio.
No es válido que las personas que dirigen una institución tan importante como el MEP anuncien que cambiarán en todos los niveles las reglas a la materia de matemáticas. Primero, no sé en qué se basó la señora Ministra, o sus asesores, para hacer esos cambios tan radicales.
Los cambios los publican en el Diario Oficial La Gaceta, en diciembre del año pasado, para que dos meses después las personas interesadas se presenten en diferentes centros educativos de todo el país. Curiosamente, a las autoridades del MEP no se les ocurre que primero deben publicar u ofrecer a los estudiantes el material de apoyo para que se preparen, sino que el mensaje que dan es que se busque la materia en Google, como si todos en Costa Rica tuviéramos conocimientos o acceso a las computadoras.
Las personas que hacen exámenes en educación abierta dedican de dos a cuatro horas por semana, a riesgo de perder el empleo, porque la mayoría son trabajadores.
Las autoridades del MEP, en especial la señora Ministra, deben de analizar con sumo cuidado. ¿Materias educativas drásticas o disertación en materia de educación? Claro, hay que tomar en cuenta que esto último acarrearía serias consecuencias a la sociedad, porque por medio de la disertación educativa se incrementa el índice de analfabetismo, puede fomentar más la delincuencia, la indigencia, la prostitución, la drogadicción y el alcoholismo, entre otros.
Por más experiencia que tengan las personas, en habilidades y faenas, sino tienen el bachillerato, no califican para ningún trabajo, excepto el informal, que está igual que las cárceles de saturado.
