Las menores solo deben actuar como niñas
Editorial
En la actualidad es cada vez más común ver niñas que apenas empiezan el colegio y andan de “novias” con adultos que bien podrían ser sus padres en el mejor de los casos, cuando la situación se torna más grave les cuadriplican la edad y son casi que sus abuelitos.
Aunque las menores traten de verse grandes y los señores de menos edad, el peso de los años en algunos casos los delata; la verdad, las escenas no se ven bien, lo que genera cuchicheos. A muchos nos ha tocado observar que se comportan como adolescentes de esos que no paran de darse besos como si no hubiera un mañana. A veces es muy fácil jugar de grande si aún no se sabe medir las consecuencias.
En algunos casos la situación se torna tan complicada que hasta se las llevan a vivir con ellos sin tomar en cuenta que muchas no saben hacer nada, como dirían las abuelitas, ni lavarse los calzones.
Es ahí cuando empiezan los problemas pues los hombres pretenden que estas niñas se comporten como una mujer adulta, atiendan una casa y se encarguen de todas las obligaciones que esto conlleva.
¡Quién les dijo a estos caballeros que estas menores, que deberían estar jugando muñecas y enviando cartitas de amor a otros adolescentes, se pueden hacer cargo de una vivienda y de una relación tan seria como un matrimonio! ¡En qué cabeza cabe que una pequeña pueda brincarse todos estos pasos que le tocan vivir para ser una adulta! Peor aún, si alguna adolescente queda en estado de embarazo, si es difícil para una mujer lidiar con todos los cambios que eso conlleva, ¿cómo hace una menor cuando se le altera el cuerpo y la vida en un segundo?
Se podría asumir que muchas se arrepienten de no haber disfrutado las etapas como tenía que ser.
Lo que algunos parecen no haber entendido es que se supone que cuando las niñas están en plena adolescencia se encuentran en esa época de transición donde todavía les gustan los juguetes, pero ya les empiezan a llamar la atención los compañeritos, el maquillaje y la ropa un poco más reveladora; entonces, cuando hay una relación entre una menor y un adulto sin lugar a dudas es un abuso.
Se aprovechan de la inocencia y la inexperiencia de un ser que aún no sabe lo que quiere hacer con su vida, por eso vemos con buenos ojos que insistan para aprobar lo más pronto posible el proyecto que castiga las relaciones de personas adultas con menores de edad.
Es muy común ver estas escenas en los centros comerciales, en algunos restaurantes y a veces en bares, aprovechando que las susodichas ya no tienen cuerpo de niñas o no se visten como tal, por lo que aparentan más edad, donde las señoritas andan jalando a los señores ya entrados en años mientras las llevan de compras y les cumplen todos los caprichos que pueda tener una adolescente.
Lastimosamente todo esto ha sucedido porque la sociedad ahora es muy “open mind” y muchas madres deciden darles permiso con tal de tener un beneficio económico; para nadie es un secreto que las progenitoras deciden hacerse de la vista gorda ante estas situaciones para recibir regalitos, dinero y hasta viajes con tal de permitir las relaciones.
Ojalá que con esta ley se penalice a quienes se aprovechen de la inocencia de muchas de estas niñas, pero también de los padres que son permisivos a cambio de dinero o algún beneficio.
Como personas responsables debemos renunciar este tipo de situaciones porque si no estamos siendo cómplices del abuso.
