A sacar el bullying de las aulas
Editorial
Este martes se dio por iniciado el curso lectivo 2016, nuevamente los pasillos se llenaron de gritos, alegrías, carreras, juegos, ganas de estudiar y de aprender.
A esto también se debe sumar todos los sentimientos encontrados que sintieron los más de 900 mil estudiantes que hoy volvieron a las aulas, tales como los nervios, la incertidumbre, la esperanza y la emoción de ver a los compañeritos o de conocer a personas nuevas.
Sin embargo a este hecho tan importante a nivel nacional también se hará presente un invitado que no es muy querido: el bullying, el cual provoca que muchos niños y adolescentes consideren que ir a clases es una tortura.
Precisamente ahora desde esta primera semana de clases los padres de familia, maestros y profesores deben procurar que las relaciones entre los alumnos sean lo más cordial posible y si ven que algo se pasa de tono lo detengan desde el primer momento.
Por eso la iniciativa del gobierno, encabezado por el Ministerio de Educación Pública (MEP), llamada “No Más Bullying”, es vista por todo mundo con muy buenos ojos, esta se dio a conocer durante la inauguración del curso lectivo, cuando el presidente Luis Guillermo Solís desveló un mural con esta frase, con el propósito de reforzar el trabajo para evitar la agresión y la violencia en las aulas.
Lastimosamente lo que parece una simple broma entre compañeros puede terminar marcando a una persona para toda la vida, pues a veces los niños y adolescentes pueden ser muy crueles.
Las palabras que recibimos de otras personas muchas veces pueden hacernos más daño que un golpe, ya que cuando nos dicen groserías, apodos o se burlan de nosotros en ocasiones terminamos creyendo que es cierto y nadie lo puede cambiar.
No se puede negar que aquel apodo de “gordo” marcó a muchos pues creían que esto no cambiaría y más bien tomaban la comida como una vía de escape, algunos cuando llegaron al colegio empeoraron porque al entrar en la adolescencia no podían usar la ropa de moda o en otros casos no lograban que nadie los volviera a ver como una posible pareja, por lo que esta broma inocente se convirtió en una cicatriz para toda la vida y aún adultos no los deja en paz.
Muchas veces un defecto fisco, una diferencia de características o de pensamiento pueden hacer que los alumnos escuchen los temidos apodos como “gorda”, “orejona”, “paisa”, “maricón”, “zorra”, “fea”, etc.
A algunos esto no les hará ni cosquillas, pero otros se sentirán mal por recibir este tipo de etiquetas, lo cual ocasionará que estudiantes se aíslen, no salgan a disfrutar de su recreo, no quieran volver a clases, incluso hay quienes han tratado de quitarse la vida.
Esto porque sienten que no encajan en ningún grupo, creen que todos sus compañeros los ven feo o los descolan de las actividades y reuniones que hacen.
El bullying puede ocurrir en cualquier estrato social, centro educativo, sin importar edad o sexo: algunos niños desde el kínder son presa de aquellos que disfrutan de burlarse de los demás.
Los padres deben enseñar a sus hijos a aceptarse como son, pero lo más importante es mostrarles que este tipo de actitudes no pueden afectarlos y en caso de que sean víctima de bullying deben denunciarlo con cualquier adulto al que le tengan confianza.
Esté pendiente si su hijo se hace daño físico, si solo tiene malos tratos para sí mismo, si presenta cambios de humor repentino pero sobre todo si se empieza a aislarse, debido a que estos pueden ser síntomas de alarma.
En el caso de los profesores y maestros deben estar ojo al Cristo pues la mayor parte de los casos ocurre durante las horas lectivas o en los recreos, por lo que ellos tienen la papa en la mano para darles asistencia tanto al agresor como a la víctima.
