Costa Rica tiene una brecha de género del 71,65%. Con ese porcentaje el país está situado en el puesto 48 del ranking en ese tema, lo cual refleja que se han incrementado las diferencias entre hombres y mujeres, en vez de disminuir.
El índice de la brecha de género analiza la división de los recursos y las oportunidades entre hombres y mujeres en 142 países. Mide el tamaño de dicha desigualdad en la participación en la economía y el mundo laboral cualificado, en política, acceso a la educación y esperanza de vida.
Definitivamente, pensar en que la paridad de género podría verse consumada bajo estas condiciones es poco alentador, más cuando las féminas han hecho mil intentos por largos periodos para alcanzar sus derechos y verse protagonistas en un mundo que predominan las corbatas, el cabello corto y la voz ronqueta.
El último estudio del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) revela que sería hasta dentro de 81 años, léalo bien, que las mujeres puedan alcanzar igualdad en su máxima expresión con respecto a los varones y parece que el país por más intentos que hace no está logrando el objetivo.
Y qué paradójico, pues hoy hay más instrumentos jurídicos para garantizar la igualdad y paridad en temas trascendentales como economía y política; los logros de acuerdo con el estudio son menores, además otras naciones avanzan aceleradamente para lograr los objetivos.
Las diferencias entre hombres y mujeres siguen siendo más que evidentes, nuestro país no escapa a esa realidad y hace falta mucho por hacer.
Las cifras indican que en Costa Rica las féminas pueden llegar a ganar hasta un 29% menos que los varones, aún ocupando el mismo puesto, situación que a todas luces es discriminatoria. Hay menor cantidad de mujeres en puestos de mando y con ello la propuesta salarial no es equiparada en ningún caso.
Para lograr espacios de participación se necesitó una normativa que estableciera el tema de las cuotas, siendo esto un éxito, pero hoy en el siglo XXI más parece un clamor de piedad que una oportunidad alcanzada con esfuerzo.
Ahora hasta en materia electoral se han logrado modificaciones importantes, pero ello no indica que estemos en vías de alcanzar la paridad en mediano o corto plazo.
Un estudio realizado por la Universidad Nacional muestra que en el ámbito privado, la fuerza de trabajo masculina dobla prácticamente a la femenina, en números reales son 1.086.701 varones contra 592.836 damas.
Apenas cuatro de cada diez mujeres están ocupadas actualmente y se indica que pese a superar a los caballeros en educación universitaria, el desempleo femenino llega hasta a un 10%, mientras que para los hombres corresponde a un 6%.
Las cifras lo evidencian y seguro la situación sea más crítica, pues el país afronta cierres de empresas u operaciones internacionales y se ve en la obligación de despedir personas, la mayoría podría decirse que son mujeres.
La investigación se hizo en 142 países, Islandia logró posicionarse en el primer lugar tras implementar cambios radicales que favorecen el desarrollo de las damas en ámbitos como el político, económico y la salud. Y según la actual edición del informe, Yemen es el de mayor desigualdad.
De acuerdo con el ranking, en segundo lugar están Finlandia, seguido de Noruega, Suecia y Dinamarca, pero cabe destacar que pese a los esfuerzos ninguno logró cerrar la famosa brecha, es decir sigue existiendo algún porcentaje de desventaja femenina.
Pero el foro hizo un descubrimiento que merece ser mencionado y destacado, en el sexto puesto de este estudio se ubica nuestro vecino del norte. Nicaragua logró meterse entre los países más desarrollados en la materia y demostrar que el cambio en las políticas públicas conlleva a buenos resultados.
El documento indica que “Nicaragua, por ejemplo, consolida su posición como líder en paridad de género en América Latina y el Caribe, gracias a su sólido desempeño en las brechas de la salud, educación y política”.
