La problemática de los proyectos sociales y sus alternativas de solución
Alfonso Batista Serrano*
No existe la menor duda de que la problemática de los proyectos sociales en Costa Rica es delicada, la cual siempre se ve afectada cada cuatro años, según el gobierno que llegue a Casa Presidencial, por los intereses mezquinos de gente inescrupulosa que busca enriquecerse a costa de los proyectos sociales, que son destinados al grupo social más desprotegido o bien sus fondos son desviados para asuntos totalmente diferentes para los que fueron presupuestados.
De soluciones podemos citar varias:
Unificar programas para proyectar un esquema unitario de asistencia social.
Eliminar intereses politiqueros que tienden a la corrupción.
Provocar, con la inversión extranjera de la mano con el Estado, fuentes de empleo.
Equidad y desde luego.
Educación para toda la población.
Sin esos cinco elementos será total y absolutamente imposible barrer con las problemáticas que afectan el desarrollo social de nuestro país.
A veces algunas personas opinan que este planteamiento es una quimera o un sueño, pero en algunas sociedades se ha logrado por lo menos cumplir con tres de los elementos básicos citados con anterioridad.
Existen varias tesis sobre el tema en particular y estudios bien estructurados que han servido de tema de graduación de profesionales en el campo social, y es aceptado por especialistas sociales, que los problemas deben resolverse con fórmulas reales y concretas, alejadas de la politiquería y el manoseo de los políticos de turno.
Los proyectos sociales deben poseer una meta, terminar con la pobreza o al menos colaborar para su disminución en el seno de las familias costarricenses, sin embargo el financiamiento para estos programas se queda en el camino, es decir, los políticos utilizan el dinero para pagar asesorías o bien contratar empresas, las cuales se convierten al menos en entidades fantasmas, esto como parte de la corrupción administrativa y política que lamentablemente ha lesionado gravemente al país, como ha sido señalado recientemente en artículos de comunicación masiva.
La equidad, educación y fuentes de empleo son tres pilares fundamentales para el desarrollo en una sociedad, la cual debe disfrutar de un esquema democrático, en donde la igualdad de oportunidades es el eje central, ya que es el individuo el eje principal de la sociedad.
La estabilidad económica en un país juega un papel muy importante, en donde sus gobernantes deben tener una visión clara y concreta de sus metas y objetivos.
Al mejor estilo de los griegos “no hay viento favorable para el marinero que no sabe a qué puerto se dirige”.
La problemática de los proyectos sociales nace básicamente cuando no existen cuadros de igualdad social, en donde se dé toda clase de oportunidades en el campo educativo y empleo.
Los problemas son diversos y a veces complicados en el campo social, ya que se debe tener en cuenta cuando penetramos en este asunto qué clase de sociedad tenemos y qué clase de seres humanos la integran.
En nuestro caso, Costa Rica indudablemente está dividida en tres secciones poblacionales bien identificadas: los ricos, los de clase media y los pobres.
No hay duda que esta última clase, en donde la pobreza es extrema, debe ser el primer foco de atención para la aplicación sistemática de los programas sociales y su respectiva asistencia.
Lo que sucede es que en nuestro país se viene luchando por unificar proyectos o programas, los cuales son ejecutados por diferentes instituciones, lo que produce la duplicidad de funciones y no necesariamente con metas claras.
En este caso los gobernantes deben buscar la mejor fórmula para integrar en un solo esquema de acción todos los programas y proyectos sociales que se pretende ejecutar y aquellos que se están realizando en las diferentes secciones del país, de lo contrario sería en vano buscar resultados positivos, ya que la duplicidad de funciones provoca errores lamentables de ejecución social.
Además uno de los elementos que surgen de inmediato cuando sucede la diversidad de proyectos sociales es la corrupción política, en donde esos programas se convierten en botín político rico para aquellas personas que buscan el enriquecimiento ilícito o bien disfrutar por algún tiempo de puestos acordes a la tarea politiquera, no hacer nada y llevarse algo después de concluir el gobierno de su partido político.
Unificar programas sociales genera una ventaja sustancial, la cual es que se facilita su control, un control en donde la fiscalización se fija en una sola programación.
En estos momentos lo que se requiere es un plan concreto, sin ambigüedades, con una sola dirección en el campo de la vivienda, educación y empleo, para favorecer a los que menos tienen.
Además de una concepción clara de los legisladores para plantear un nuevo modelo de desarrollo conjuntamente con el Poder Ejecutivo. Un nuevo modelo que contenga los elementos básicos unificados para enfrentar la pobreza, que es el aspecto de mayor trascendencia en las sociedades en donde nacen la delincuencia y otros conflictos sociales.
Los proyectos sociales deben, en resumidas cuentas, contar con pilares básicos para satisfacer a una sociedad en donde abundan los traumas producidos por aquel monstruo sociológico que se llama pobreza.
*Desarrollista social
