EL MACHO ALFA DOMINANTE EN LAS FAMILIAS

Lic. Gerardo Morales

CONSULTA: Vivo en una finca de mi padre de 86 años de edad. Estoy casado desde hace 35 años, hice casa y vivo en ella hace 34 años. El problema es que mi padre no quiere dividir la finca, le he suplicado muchas veces que me dé mi parte, la cual me gané ayudándole en la finca desde pequeño, porque el día de mañana ellos faltan y va a ser un gran problema la repartición, porque mis hermanos son como los zopilotes (se matan entre ellos). Somos 6 hermanos; a escondidas de todos nosotros, el menor hizo una sociedad anónima, y se autoproclamó como albacea de todo, cualquier cosa que se quiera hacer, si a él no le parece no se hace nada. Ya hemos tenido encontronazos por este motivo, y mi padre al que le falta voz de mando, no hace nada, lo tiene comprado. Este hermano es el que le ha sacado y desperdiciado con malísimos negocios todo el dinero que tanto le ha costado hacer, por cuanto nunca ha trabajado, es un solterón y un gran vividor. Le hago la consulta para que me aconseje qué hacer, tal vez a muchas personas les pasa lo mismo y no sabemos cómo proceder. Mi hermano me ha echado de la propiedad varias veces, diciéndome que nada es mío, por no hacer problemas no le contesto, pero la situación es insoportable. Por favor aconséjeme qué debo hacer para hacer valer mis derechos de hijo, ya que he tenido que recibir tratamiento por depresión y mi salud se ha ido quebrantando mucho.

RESPUESTA: Toda familia crece en número de sus miembros y se genera una actividad económica, cuando los padres son jóvenes, y están impregnados del sentimiento de responsabilidad, y ser buenos ejemplos y proveedores para la descendencia en su desarrollo. Pasados los años, quienes fueron niños se convierten en adolescentes, y las hormonas que acompañan esa etapa de su vida, les da energía, y muchos empiezan a colaborar para hacer más grande la empresa familiar. Se unen a sus padres, y aportan esfuerzo para generar algún patrimonio.

En una camada de animales, se ha distinguido perfectamente un cachorro dominante, que le pasa por encima a los demás, para alimentarse de la madre de primero, lo que lo vuelve más fuerte, y se va imponiendo, hasta su madurez, cuando es el macho alfa de una manada.

Esto ocurre por la ley natural de la sobrevivencia, en que sobrevive el más fuerte. En el reino animal no existe la democracia ni la protección de las minorías, sino la ley del más fuerte. Es el resultado del principio de Darwin de la selección natural, porque los animales son nobles criaturas, pero sin raciocinio.

Las conductas del ser humano inteligente, por gracia de Dios, puede parecerse en su comportamiento, pero no por sobrevivencia, sino por codicia.

El primer espectro que quiero tocar, es el cargo de albacea. Este cargo surge y tiene eficacia, cuando una persona fallece, y su nombramiento depende de 3 posibilidades: que el padre o madre, hayan redactado un testamento, y se haya hecho recaer el cargo en una persona, que puede ser el hijo mayor, la hija menor o un extraño. El albacea no tiene más autoridad que administrar correctamente los bienes del difunto, en interés y aplicación de las instrucciones de repartición que contiene el testamento. Esa escritura pública que lo respalda, debe ser presentado ante un juez civil o notario, para que lo ejecute, con participación de todos los interesados. La existencia del testamento se puede ubicar con una rápida consulta al Archivo Nacional, entidad donde se reportan.

Al conformarse una sociedad, no está dentro de sus atribuciones nombrar albaceas.

La otra forma del nombramiento del albacea, es por el consenso de los herederos, a falta de testamento.

Y el tercer medio, es por el fallecimiento del patriarca, dueño de bienes, y la solicitud de apertura, gestionada por un solo heredero, que solicita se le nombra como albacea provisional.

Por el momento, lo relevante es hacer un estudio de las propiedades del padre, para saber si ya el hermano con más galillo, le sacó una firma al señor. Podría ser un hecho consumado, y que ya exista un traspaso en el Registro Nacional, eso es lo primero que se debe averiguar. Esa información es pública, y solo se requiere el nombre del dueño y cédula, y conocer el cantón donde están las propiedades, porque también hay personas con un nombre similar.

En cuanto a la situación propiamente familiar, deberían provocar una reunión de todos los interesados, para que se pongan las cartas sobre la mesa. Aunque suene injusto, deben estar preparados para respetar la voluntad del dueño, porque él es quien dispone, y podría tener alguna preferencia que beneficie a unos, y perjudique a otros. El dueño es el que decide como traspasará sus cosas en vida, si no lo hace, será mediante el testamento que tendrá una receta, de lo contrario se aplica el régimen de sucesión legal, en que todos los herederos tienen el mismo derecho de participación. Una mención importante, es lo relativo a los bienes gananciales, en caso de que algún miembro de la pareja original fallezca.

Pero, ante todo, actualizar la información registral, para saber si ya cocinaron el asunto por otro lado.

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Lunes 05 Octubre, 2015

HORA: 12:00 AM

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