Puntuales a la cita para celebrar el cumpleaños del sacerdote, pastor y sobre todo del amigo, así llegaron todos a la Catedral de Alajuela para acompañar al obispo de la Diócesis de esa provincia, monseñor Ángel Sancasimiro, quien con una misa de acción de gracias celebró sus 50 años de sacerdocio y 20 de ejercer el cargo como jerarca en las diócesis de Ciudad Quesada y la amada Ciudad de los Mangos.
La brisa fresca, el sol mañanero y el sonido de la campanas anunciaron que el acto religioso estaba por comenzar.
El andar cabizbajo y hasta un poco tímido de monseñor Sancasimiro recorría la nave principal de la Catedral en compañía de los seminaristas, curas, compañeros de trabajo en la Conferencia Episcopal, amigos y visitantes de otros países, entre ellos el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes.
A las lecturas de la Biblia le acompañaron los rezos y bendiciones.
El emotivo momento llegó cuando en la homilía monseñor Ángel Garachana, obispo de Honduras, se refirió a la constancia y trabajo que ha realizado su amigo aquí en el país, el cual es fiel señal de la fidelidad y solidaridad por su “amor a Dios y a los demás”.
Varios simbólicos momentos destacaron durante la misa, uno de ellos fue la carta que el papa Francisco le envió al sacerdote cumpleañero donde lo saludó y felicitó.
No podía faltar apagar las velas del queque de los 50 años y la emoción que mostró monseñor Sancasimiro cuando recordó a sus papás, Ángel y doña María, allá en Pradejón, La Rioja, España, de donde partió en 1966 en un viaje sin regreso, pero sí de visita permanente.
PAELLA Y MÁS
Antes de terminar la misa el obispo alajuelense, apasionado por el fútbol de los colores rojinegros y de la Selección Nacional, bailarín, cantante, dicharachero, de buen humor y bravo -muy bravo- y sin pelos en la lengua, reconoció que su “primer amor” en Alajuela fue la parroquia El Carmen y recordó cuando salió de España con destino a México, pero que por sus circunstancias políticas tuvo que venirse al país, lo cual considera una bendición.
Por último, frente al altar mayor de la Catedral de Alajuela, monseñor Ángel Sancasimiro dio las gracias por todo lo que ha vivido y pidió perdón por los errores que ha cometido.
Luego él y todos los invitados -entre ellos un cardenal, obispos, sacerdotes, fieles y hasta “Machillo” Ramírez-, se fueron a La Garita, donde disfrutaron una rica paella, refresco natural y un vinito.
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CRÉDITOS: Fotos: Róger Soto, corresponsal
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Lunes 05 Octubre, 2015
HORA: 12:00 AM
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