Reconstruir la confianza
Guillermo E. Zúñiga Chaves / Notas al tema
Llevo varias semanas planteando acciones para reactivar la producción, que permita crear muchos empleos y, de paso, generar más ingresos al fisco. En las condiciones en que nos encontramos, con un crecimiento esperado del 2,8% para este año y un desempleo cercano al 10%, la situación del país no se ve bien.
TEMAS FISCALES. He dicho también que es necesario enfrentar los temas fiscales, como parte de las condiciones de largo plazo necesarias para el impulso productivo. El déficit fiscal fue de -5,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2014; se estima que este año cerrará en -5,9% del PIB y para el año entrante el Banco Central lo estima en -6,6% del PIB. Hablé del límite que impone el endeudamiento. Cité cifras que indican que en el 2008 logramos bajar la relación deuda a PIB a 39,4%, pero empezó a subir, y para este 2015 es posible que ronde el 60%. Y con el déficit del año entrante el endeudamiento será aún mayor. Y con ello habrá que pagar cada vez más intereses, quitando recursos a otros programas. Y además habrá que endeudarse para pagar deuda. Esto es muy delicado.
Llegó la hora. La discusión de este tema no se puede seguir posponiendo. Desde la administración de don Abel Pacheco se ha venido hablando de reformas tributarias. Don Abel logró que la Asamblea la aprobara, pero la Sala Cuarta se la trajo abajo. Doña Laura, con el apoyo de don Ottón Solís y del PAC que lo sigue, pasó otra reforma por la Asamblea, pero la Sala Cuarta de nuevo la paró.
Es cierto que los actuales gobernantes pensaron que el tema podía dilatarse. Creo que les tomó más tiempo de la cuenta entender que este asunto era algo más que “voluntad política para cobrar los impuestos”, como lo dijeron muchas veces. La situación de la economía no está para reclamarles esa falta de visión. No se gana nada con recordarles su promesa de campaña: de esperar los famosos dos años. Esto es un asunto urgente; no de discursos.
REFORMA HACENDARIA. El 28 de marzo, hace cinco meses, en este mismo espacio dije que se debía discutir “una Reforma Hacendaria, incorporando no solo el tema de los impuestos, sino también la discusión sobre los gastos públicos, sobre el monto del endeudamiento y su financiación. Creo que llegó el momento para planteárnoslo como país. Es un enfoque más comprensivo y da más espacio para la negociación política y con los sectores”. Sigo pensando que este es el abordaje correcto.
Esto supone definir también con cuánto déficit podemos vivir y en cuánto tiempo vamos a hacer el ajuste. De seguro superará los plazos de esta administración, por lo que se requiere un acuerdo nacional.
Rescato, entonces, mi comentario del 13 de junio, hace poco más de dos meses: “En el fondo, el llamado es a construir un clima de confianza para la negociación de un Pacto Fiscal, que es más bien, un Pacto Social, pues la forma en que un país atiende la Hacienda Pública, nos dice la clase de país que construye”.
O salimos entre todos adelante, o se nos pega la carreta a todos. O hacemos un aterrizaje suave, o nos tendremos que ajustar de golpe, con resultados insospechados.
EN CONSECUENCIA: Sí; tendremos que entrar a revisar los gastos del gobierno y recortar todos los que se puedan. Sí; habrá que entrar a revisar modificaciones a los impuestos, modernizarlos en línea con la estructura económica y decidir sobre qué sectores caerá el grueso del financiamiento. Habrá que decidir sobre el plazo en que se harán los ajustes. Se deberá avanzar sobre las leyes del fraude fiscal, exoneraciones, pensiones y salarios desproporcionados. Y sin duda, habrá que revisar el Presupuesto para el 2016.
Pero todo esto exige reconstruir el clima de confianza, tan venido a menos. El país demanda claridad de propósitos y disposición a negociar.
