Cartago.- La “contentera” de los guanacastecos con sus güipipías tomaron ayer las calles de la ciudad de Cartago, hasta donde se trasladaron en 15 autobuses, un sinnúmero de busetas así como gran cantidad de vehículos particulares, todos con la alegría de encontrarse con la Virgen de los Ángeles, en el altar mayor del Santuario Nacional.
Al frente de la multitud su pastor, monseñor Vittorino Girardi, obispo de la Diócesis Tilarán-Liberia. A las 10 a.m., el numeroso grupo se concentró frente a la municipalidad de la Vieja Metrópoli y empezó la procesión hacia la Basílica con el rezo del santo rosario. Se hicieron oraciones de rogación por la familia, por las mujeres que quieren tener hijos y por aquellos pequeños que sufren la amenaza de morir antes de nacer.
Tras terminar las oraciones todos se ubicaron dentro del templo, donde se cumplió con los cánticos y la lectura del evangelio. Las liberianas Ana Patricia Quesada y Rafaela Baltodano, estaban en primera fila, ambas vencieron los obstáculos y se quedaron queditas para que no las apartaran de ese lugar de preferencia.
“Cada año visitamos a la Virgen y es un honor llegar hasta aquí en compañía de todos los vecinos. Nuestro obispo es un gran pastor, sabemos que ya renunció pero no queremos que nos deje porque es un hombre noble y un gran guía”, dijo Quesada.
MENSAJE DESDE EL ALTAR
“Aunque mi acento dice que soy extranjero, quiero decirles que no lo soy, yo soy un costarricense más entre ustedes”, dijo monseñor Girardi en el altar mayor del Santuario frente a unos 3 mil fieles de todas las edades que lo escuchaban con atención, reiteró que después de la vida, lo más importante es la defensa de la familia.
Dijo estar muy preocupado por lo que está sucediendo en el país: “Costa Rica está dando pruebas serias de decadencia”, dijo que le inquieta la discusión se ha dado durante meses para implementar en el país la fertilización in vitro, el aborto y la eutanasia. Reiteró que los obispos no son xenofóbicos en cuanto a la homosexualidad se refiere, pero que el matrimonio entre parejas del mismo sexo no es un familia y que hay que orar por quienes piensan actuar de esta manera.
Consultado sobre qué le dirá al presidente Solís el próximo domingo cuando se lo encuentre en la celebración oficial en honor a la Virgen, dijo: “Él sabe que yo pienso así, incluso se lo dijimos en Pérez Zeledón durante el encuentro de la juventud, es un discurso a los pies a María, no es ningún ataque, un papá no ataca a sus hijos. La iglesia es madre porque queremos a la familia”.
En torno a los problemas ambientales que sufre la provincia de Guanacaste por la sequía, desde el púlpito afirmó que la solidaridad, toma de decisiones y ayuda debe prevalecer. Hizo un llamado para que se tomen las decisiones locales y nacionales con el objetivo que el preciado líquido llegue pronto, por lo cual instó a tomar las medidas necesarias a quienes “tienen poder” .
Monseñor Girardi también recordó su primera visita a la Virgen de los Ángeles la cual inició en el 2002 y que tras los años ha logrado cosechar grandes amigos parroquiales que desde entonces lo acompañan. Algunos como don Justo Artavia, quien llegó desde Cañas, dijo a DIARIO EXTRA que espera que esta no sea una despedida de monseñor Girardi, porque ya presentó su renuncia al papa Francisco, pues ya que cumplió los 75 años.
En medio de un aguacero al mediodía, los guanacastecos buscaron algunos rincones para comerse los platillos tradicionales de la zona que llevaron hasta Cartago y al despedirse a las 2 p.m. le rogaron a la Negrita que les mande un poquito de esa agua fría y refrescante que caía en la Vieja Metrópoli.
AMIGAS DE LA PAMPA
En representación de la Parroquia Juan Pablo II, llegaron ayer hasta la Basílica Ana Patricia Quesada y Rafaela Baltodano. Ellas afirman que es honor acompañar a su pastor monseñor Vittorino Girardi, quien ha sido un gran guía espiritual de la provincia.
VIEJOS CONOCIDOS
“Monseñor le ayudó mucho a mi hija, ella es enfermera, atiende gente muy pobre allá en África. Como no había quien ayudara en los partos ella asumió esa misión, ya tiene 18 años de estar por allá, yo fui a verla y viera que pobre viven allá, los chiquitos padecen mucho”, señaló Bartolomé.
Este sencillo hombre agradeció al obispo Girardi todo lo que hizo por su familia, ya que su hija Lidia, quien hoy tiene 38 años, siempre añoró ser misionera.
“Él ha sido para nosotros como un ángel, nos ayudó mucho, mi hija vive feliz allá en medio de la pobreza de tanta gente en donde incluso muchos mueren de hambre, esperamos poder verla pronto, Monseñor ya se ha encontrado con ella. Siempre lleva y trae noticias, por eso siempre lo llenamos de bendiciones”, reiteró mientras abrazaba su amigo; el sacerdote que orientó a su hija.
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CRÉDITOS: Fotos: Joaquín Salas, corresponsal
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Viernes 31 Julio, 2015
HORA: 12:00 AM
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