Mezquindades políticas
Notas al tema
Algunos funcionarios públicos son dados a hablar generalidades y hacer insinuaciones. Repiten y repiten una idea, con el ánimo de convertirla en verdad. Muchas veces es el escudo detrás del que se cubren ante la falta de resultados palpables. Por ratos, toman posiciones mesiánicas, como si la historia del país empezara cuando asumieron sus cargos temporales.
El señor Carlos Alvarado, presidente del IMAS, en la entrevista que publicó DIARIO EXTRA el miércoles pasado, 27 de mayo, dice textualmente: “Le puedo decir que si uno revisa las prioridades de administraciones anteriores, se dará cuenta de que lo social no fue prioridad”. Este señor es poco riguroso, o peor aún, poco estudioso.
Cuando fui ministro de Hacienda en la segunda administración Arias, el desarrollo social del país fue un interés principal de la política económica. Desde Hacienda apoyamos muchos programas. Recordemos algunos ejemplos.
1. Pensiones del Régimen No Contributivo: cuando llegamos al gobierno, en el primer semestre del 2006 esa pensión estaba en ¢17.500. Al final de nuestra administración, en el primer semestre del 2010, las dejamos en ¢70.125. Es decir, las subimos 4 veces.
2. Programa Avancemos: este programa se anunció durante la campaña. Lo financiamos a partir del 2007 y cubrió a más de 160.000 muchachos. La idea es dar una trasferencia monetaria para que los estudiantes se mantengan en las escuelas y no se vean obligados a abandonarlas para ir a trabajar.
3- Recursos para la Educación: en el año 2005 se dedicaba a la educación el 5,2% del PIB. Al final de la administración, en el año 2009, habíamos subido ese porcentaje hasta el 6,8% del PIB. Con esto sobrepasamos la obligación constitucional del 6% vigente en ese momento.
4- El pago a la CCSS: en el año 2007 logramos un acuerdo con la CCSS para pagarle deudas pendientes, creo que desde mediados de los noventa, por más de ¢180.000 millones. Sí, leyó bien: más de ciento ochenta mil millones de colones.
5- Otros apoyos: y ni qué decir otros apoyos. Los recursos que dimos a los programas de Cultura, donde lo que más me enorgullece es el apoyo financiero a Sinem, para crear 29 escuelas de música para niños; los programas de apoyo a las vacunas, para los casos de epidemias que se presentaron, y así por estilo.
Monto de la inversión social: todo este esfuerzo económico lo reflejan las cifras oficiales, que dicen que en el 2005 la inversión social del sector público era del orden (nada despreciable por cierto) del 17% con respecto al PIB y durante mi tiempo en Hacienda la llevamos al 22% del PIB. En colones corrientes prácticamente la duplicamos.
Los años del superávit: este esfuerzo fue posible hacerlo porque durante el año 2007 y 2008, a pesar de no haber pasado ningún paquete de impuestos, tuvimos superávits fiscales, lo que nos permitió bajar la deuda pública. Al tener que pagar menos en deuda, se liberaron recursos para hacer esta mayor inversión social.
La crisis económica: cuando se nos vino encima La Gran Recesión, en el 2008, la más grande que hemos experimentado en lo que va de este siglo, solo comparable con la del año 29 del siglo pasado, no solo mantuvimos estos programas, sino que elaboramos el Plan Escudo, e inclusive logramos el apoyo de los empresarios privados, quienes a través de Uccaep estuvieron de acuerdo en hacer ajustes de salarios para el primer semestre del 2009, superiores a los que dictaba la fórmula.
Concluyo: les deseo el mayor de los éxitos a los programas sociales de esta administración. Si salen bien, gana nuestro pueblo. Pero las insinuaciones o imprecisiones no se pueden dejar pasar. La historia de Costa Rica no se inició hace un año. Los buenos programas se mantienen y se mejoran.
PERIODISTA: Guillermo E. Zúñiga Chaves*
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Sábado 30 Mayo, 2015
HORA: 12:00 AM
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