Un sujeto de apellido Hernández fue detenido ayer en Curridabat por los agentes de la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol) del Ministerio de Seguridad Pública como sospechoso de los delitos extorsión y soborno en contra de al menos 6 personas que interpusieron denuncias, otras no lo hicieron por temor y uno la retiró por la misma razón.
Durante días, en silencio, con todo un trabajo de inteligencia previamente analizado, los integrantes de la Dipol conocían de los movimientos de Hernández, no le perdieron el rastro hasta lograr detenerlo, como parte de una asociación al parecer criminal que intimida a personas en cualquier lugar y les aseguran que tienen amigos sicarios y narcos para generar más temor en sus víctimas, según el Ministerio de Seguridad.
Según la investigación este sujeto, quien trabajaba con 4 personas más, todas de nacionalidad costarricense, le prestaba a personas desde $2 mil hasta $10 mil, pero si no pagan en el tiempo indicado, cada semana duplicaba el monto y hubo casos en los que los sujetos llegaban a las casas de las víctimas a cobrar sumas exorbitantes de dinero de más de $50 mil.
Ellos amenazaban a las personas contándoles, en detalle, cómo las matarían, golpeándolas o al parecer hasta les baleaban sus casas.
En uno de los casos una mujer, quien por razones de seguridad prefirió resguardar su identidad, comentó que todo inició con $5 mil dólares que le prestaron un amigo y “de ese dinero a mí me dieron $2.500 pero cada semana aparecía con un monto diferente, de $5.000, $7.500 hasta llegar a mi casa en una ocasión a cobrarme $50 mil. Ese día el vino con 4 personas más”, comentó la mujer.
Ella recuerda como si fuera ayer el día en que el ahora detenido le preguntó que si quería que mataran a su hija de 3 años, porque eso es lo que iban a hacer. “Él llegó a mi casa con otras personas y describió cómo iba a agarrar a mi pequeña y le iba a cortar los dedos, la lengua, o cómo la podría quemar y después tirar en el Zurquí si no le pagaba $50 mil. Todas las peores formas de que lo maten a uno me contó ese día”, manifestó un de las víctimas.
Las llamadas y los seguimientos fueron constantes durante un mes. “Ellos llegaban a mi casa, mi trabajo y mi celular sonaba todos los días a cualquier hora con amenazas hasta que me cansé”, dijo la mujer. Fue entonces que se armó de valor y decidió interponer la denuncia, pero también enfrentarse a los sujetos, cambiar de estrategia y no mostrar debilidad o temor.
“Llegó el momento en el que yo le dije a Hernández, que no le pagaría ese dinero porque la deuda inicial no era por ese monto, que con gusto le devolvía los $2.500 pero no le pagaría un cinco más, que si no estaba de acuerdo me matara, que no le tenía miedo, que lo hiciera de una vez por todas pero que dejara de llamar amenazándome”, narró al mujer.
Como parte de su posición vehemente, ella se fue a Desamparados y desde el parque lo llamó. “Ese día le dije, venga, estoy sola en el parque y si quiere me mata aquí y ya, lo esperé 30 minutos pero nunca llegó”, recordó. Después de un tiempo dejaron de llamarla.
El día que puso la denuncia recordó perfectamente el rostro de Hernández, quien apareció en el libro que le presentaron en el Organismo de Investigación Judicial y a otro de los 4 que siempre lo acompañaban logró describirlo en un 80 por ciento.
Al detenido por la Dipol lo trasladaron a las celdas judiciales del Primer Circuito Judicial de San José donde deberá esperar a que hoy se realice la audiencia en su contra donde el Ministerio Público pedirá prisión preventiva por la gravedad de los hechos que se investigan.
Hernández es hermano de un agente del Organismo de Investigación Judicial.
