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Opinión

Editorial

Los vecinos y las autoridades de Desamparados están con los pelos de punta y no es para menos, desde mayo hasta hoy suman una lista de 39 crímenes por orden del narco.


Se trata de una disputa entre carteles caseros de San José por territorio y por supuesto mercancías. No es otra cosa que asesinatos intrabandas, pero desde todo punto de vista tienen desestabilizado no solo a ese cantón sino a los poblados más cercanos. Al fin y al cabo pese a los insultos que esta sociedad confiere a quienes andan metidos en cosas no muy correctas, se trata de seres humanos, hijos, hermanos, padres y amigos.


Tal como lo ha venido publicando DIARIO EXTRA con insistencia, Desamparados requiere la intervención urgente de instituciones vinculadas con la seguridad, pero también una estrategia de abordaje integral, pues hay que recordar que hablamos de uno de los sitios con mayor población de la capital e índices de pobreza extrema que parecen no disminuir.


Ya lo dijo también la señora alcaldesa Maureen Fallas en sesión de Concejo Municipal, los desamparadeños piden a gritos que se les tienda la mano y de inmediato se intervenga el cantón por un tema tan sensible como la inseguridad.


La oleada de violencia que experimenta este sector de San José es atípica, si bien en estos barrios ha habido otros crímenes por razones varias, lo cierto es que casi cuarenta muertos no podría verse como una situación normal y menos si se tienen identificados los factores que generan tales episodios, se conocen nombres y bandas. Entonces ¿qué espera la policía?, diríamos que es la pregunta del millón de dólares de cualquier ciudadano.


El Estado está llamado a resguardar la integridad de sus habitantes, pero acá parece que se tira las corridas de toros detrás del toril.


No decimos tampoco que la intervención tenga que ser violenta o haya confrontación directa con semejantes personas, la historia dice que repeler al narco es complicado y deja saldos de sangre.


Hay quienes son del criterio que la pelea entre carteles domésticos es un asunto ajeno al resto de la población, pero eso es una falsedad, pues en medio del fuego cruzado hay víctimas indefensas.


Hay familias, niños y niñas en centros educativos, mujeres y hombres que trabajan honestamente, pero viven y se desarrollan en la zona.


Es injusto tener que verse envuelto de forma indirecta en una oleada de crímenes de terror sin que las autoridades hayan decidido con vehemencia tomar acciones, o al menos visibles.


Sí, allí patrulla la Fuerza Pública, el Organismo de Investigación Judicial hace operativos y allanamientos para detenciones, la Policía de Control de Drogas también vigila de cerca al crimen organizado, pero mientras tanto quién da la cara por los vecinos honestos y hoy temerosos de semejante escalada de violencia.


Para qué esperar a que la Municipalidad, sus síndicos y regidores y la misma alcaldesa hagan un llamado de auxilio ante una situación que parece haberse salido de control.


Se supone que la policía tica trabaja con inteligencia y desde ya debería existir un plan de abordaje e intervención para esa localidad y aledaños, pues Paso Ancho, Loma Linda y San Francisco de Dos Ríos no escapan a la cadena de incidentes, para muestra los crímenes ocurridos en estos días con no menos de cuatro víctimas y vinculados al problema del narco.


Es extraño que hasta ahora la vigilancia sea la misma de siempre, que aún y conociendo al dedillo lo que ocurre no hayan intervenido como alguna vez se hizo en Limón centro ante las matanzas.


Apoyamos a los pobladores desamparadeños, apoyamos su llamado de atención y ayuda, entendemos que viven un drama como nunca antes ocurrió en pleno San José.


No sabemos en qué va a parar esto, ellos se están disputando de una forma bastante agresiva e inmisericorde los territorios para vender porquerías que envenenan y matan a nuestros jóvenes.


Entendemos que la lucha contra el narco es vasta, pero quedarnos con los brazos cruzados, felices por una lancha con 300 kilos, un furgón con 2 mil o una aeronave que sobrevuela cargada de polvos blancos es poco racional.


Acá hemos olvidado la labor preventiva, los grupos criminales dedicados al tráfico de sustancias ilícitas se pasean por las calles de nuestros vecindarios, cerca de escuelas y colegios reclutando consumidores y peones de corta edad, parece que las promesas de un buen teléfono, una tablet, dinero en efectivo o hasta un carro seducen a bastantes adolescentes que hoy le sirven a este amo tan detestable.


Cuando se aborda el tema salta la típica respuesta, “ahí está el DARE”, pero no podemos evitar fruncir el ceño y con una sonrisa de sarcasmo externar que esos esfuerzos mínimos tendrán frutos mínimos, que esa falta de inversión en la población joven nos pasará facturas más altas de las imaginables.


Bien lo reveló la Encuesta de la Persona Joven, pocas oportunidades al sector juvenil son hoy las causantes de muerte suicida, estrés, depresión, enfermedad y adicciones, asociado a ello deberían evaluar que las cárceles están atestadas de lo que debería ser la fuerza laboral nacional, muchachos de entre 15 y 30 años.

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Viernes 21 Noviembre, 2014

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