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Opinión

Alajuela dueña de su destino

Desde el Siglo XIX nos han hecho creer que “el nacimiento” de Alajuela responde a la misma causa de las otras poblaciones del Valle Central: la decisión arbitraria del conquistador o el eclesiástico de establecer en un despoblado, un centro urbano. Es necesario desmitificar el origen de Alajuela para conocer nuestras raíces indígenas e idiosincrasia liberal.


Previo y durante la conquista de Costa Rica, existió un grupo aborigen llamado Catapas, localizado, según don Luis Ferrero, en las "vecindades de Alajuela y Santa Bárbara de Heredia, al norte".


El 8 de enero de 1576 el gobernador de Costa Rica, Alonso Anguciana de Gamboa, otorgó por sus servicios a la causa de la dominación, a Francisco Ramiro Corajo, una encomienda de indios que incluyó al pueblo Catapas “con sus barrios y estancias”.


Tiempo después, gran número de los actos del Gobernador Anguciana de Gamboa fueron anulados por Guatemala. Sin embargo, en 1590 la Real Audiencia de Guatemala "aprovó por buena y firme y valedera la dicha encomyenda" (sic) de Francisco Ramiro Corajo.


Después del fallecimiento de Francisco Ramiro, su hijo, García Ramiro Corajo, solicitó le fuera reconocida como herencia el referido privilegio. El 13 de diciembre de 1605, en virtud de la ley de sucesión entonces vigente, le fueron reconocidos sus derechos sobre la encomienda a la que pertenecía Catapas.


En 1657 aparece en los Protocolos de Cartago el documento más antiguo que menciona "el río La Lajuela": el testamento de Doña Juana de Vera y Sotomayor, viuda del Sargento Mayor García Ramiro Corajo. Doña Juana declaró tener, entre otras posesiones, "una estancia en el río La Lajuela con 400 yeguas y un burro, 200 reses vacunas y 30 y tantas bestias mulares".


De acuerdo con el inventario, es posible inferir que su "estancia" sea su hacienda; se dedicaba a la producción de mulas, el gran negocio de aquella época, y que sin duda conformó un polo económico que atrajo numerosas personas en busca de trabajo o a involucrarse en el negocio de compra y venta de aquellos animales de carga.


Todo parece indicar que con el paso del tiempo los “barrios y estancias” del pueblo Catapas pasaron a ser finca de la familia Ramiro-Sotomayor. Claramente es posible observar un hilo conductor, espacial y temporal, coherente.


En 1748, el cura párroco de Heredia, Juan de Pomar y Burgos, acatando una instrucción del Obispo de Nicaragua y Costa Rica, Mons. Isidro Marín de Bullón y Figueroa, junto a una tropa de 25 hombres quemaron 21 ranchos donde hoy se ubica la Ciudad de Alajuela e Itiquís, y obligaron a los habitantes a mudarse a Heredia. Gracias a ese hecho, hoy observamos que hubo un sitio de habitación importante al norte del río Alajuela.


Sin embargo, muy pronto, aquellos primigenios alajuelenses regresaron a su natío.


Reconocimiento de los asentamientos. El 28 de mayo de 1777, el Gobernador de Costa Rica, Don Juan Fernández de Bobadilla, ordenó el traslado de quienes vivieran alejados al centro de las poblaciones principales. Los vecinos de los barrios de La Lajuela y Ciruelas respondieron que ellos ya habían solicitado directamente a Guatemala se les permitiese establecer un oratorio. Hecho que significó la búsqueda, por la libre voluntad de los pobladores, del reconocimiento político, administrativo y religioso de los asentamientos de esta región.


Para setiembre de 1782, La Lajuela contaba con un “alcalde a prevención”. El primero de Alajuela. Se llamó Lorenzo Loría y en octubre de 1782 declaró contar 60 años de edad y vivir siempre en este sitio.


En la visita que a La Lajuela hizo el Obispo de Nicaragua y Costa Rica, Monseñor Esteban Lorenzo de Tristán, los días 11, 12 y 13 de octubre de 1782, ofició misa y confirmó en la fe católica a los vecinos. El 19 de octubre siguiente, mediante su tesorero fueron comprados, a propietarios, dos terrenos para “iglesia, lonja, cercos y cementerio”; y una casa para el oratorio, actualmente ocupados por la Catedral, el Parque Central y el antiguo Palacio de Gobernación.


El prelado y el Gobernador Interino Don Juan Flores Sánchez dieron su espaldarazo a la causa alajuelense. Monseñor Tristán envió una nueva petitoria a Guatemala en setiembre de 1784. Allá votaron elevar la solicitud a España.


En Madrid, el 24 de noviembre de 1789 fue aprobado erigir en Alajuela una ayuda de parroquia y ser, finalmente, reconocida en todos sus extremos.


La iglesia y el camposanto fueron bendecidos el 12 de octubre de 1790. Fecha en que iniciaron los libros parroquiales.


El 18 de octubre de 1813, gracias a la propuesta del P. Florencio Castillo en las Cortes de Cádiz, se le concedió a Alajuela el título de "Villa" con la consiguiente formación del primer Cabildo. El 10 de noviembre de 1824 fue elevada al rango de "Ciudad". La Constitución del 22 de noviembre de 1848 creó las provincias y cantones, incluida Alajuela.


La Diócesis fue erigida el 26 de febrero de 1921. La iglesia parroquial pasó a ser Catedral.


En síntesis, Alajuela es la primera población costarricense "fundada" por la voluntad y empuje de sus habitantes. El interés y búsqueda del reconocimiento oficial de su propia existencia representa, en Costa Rica, el cambio del pensamiento colonial al independiente.


Fuentes:


Archivo Nacional de Costa Rica. Expediente Nº 462. Sección histórica, serie Guatemala, año 1782.


Archivo Arquidiocesano. Fondos Antiguos. Bautizos Alajuela. Tomo I. 1790.


Fernández Bonilla, León. Expediente relativo a la erección en el barrio de La Lajuela de una iglesia ayuda de parroquia de la de Villa Vieja. Colección de documentos para la historia de Costa Rica. Biblioteca Patria. Volumen III. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 1976.


Fernández Bonilla, León. Historia de Costa Rica durante dominación española. 1502—1821. Biblioteca Patria. Segunda Edición. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 1975.


Fernández Bonilla, León. Documentos para la Historia de costa Rica. Tomo II. Provanza hecha á pedimento de García Ramiro Corajo acerca de los méritos y servicios de su padre. Año de 1607. Imprenta Nacional. San José, Costa Rica. 1882.


Ferrero Acosta, Luis. Costa Rica Precolombina. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 2000.

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Martes 04 Noviembre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Ronald Castro Fernández

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