No llega a pie, tampoco en taxi, menos en autobús. El empresario hotelero Alberto Rodríguez Baldí llega a un parqueo cercano a los Tribunales de Justicia de San José en un Ferrari valorado por Hacienda en ¢141.820.000.
El chuzo ha despertado la curiosidad de los empleados judiciales y sus visitantes, no solo por su fineza sino por el realce entre los vehículos que permanecen estacionados por su color amarillo.
Baldí enfrenta una acusación por supuestamente dañar el honor de la expresidenta Laura Chinchilla luego de un comentario que según el empresario sancarleño copió y pegó en la red social Facebook, aduciendo que la mandataria tuvo un incremento económico acelerado.
Ayer Juan Marcos Rivero, abogado de Baldí, terminó las conclusiones y aseguró que el salto que dio Chinchilla de Desamparados al residencial Villa Real es misterioso.
“Donde quedó doña Laura solo viven los ricos y famosos, a quien pone de testaferro es a su papá, ha tenido una riqueza muy rápida y no explica cómo ha hecho y es a su padre quien fue controlador general de la República que pone de testaferro. El texto que puso mi representado no es ofensivo, no tiene la capacidad de herir ni dañar a doña Laura”, aseguró.
Después de seis horas exponiendo sus alegatos, Rivero solicitó al tribunal la absolutoria por certeza de su representado, de lo contrario y según él irían en camino al régimen autoritario que destruiría el Estado de derecho.
BALDÍ SE SACUDE
Tras finalizar el debate, Baldí aseguró que llegó a este proceso por casualidad. “No soy funcionario público, creo en los valores y principios, llegué a esto por casualidad, es un derecho del ciudadano cuestionar. Soy un pequeño empresario que tengo mis cuentas abiertas, no tengo nada que ocultar, pese a que Celso Gamboa ordenó investigarme, así como la Policía Fiscal”, enfatizó.
Según la parte querellada, la exmandataria abandonó el debate y salió del país con destino desconocido, aseguró que está claro que no hay voluntad y no respondió a los cuestionamientos que se le hicieron.
Baldí llamó ayer la atención de los josefinos cuando al parecer se dirigió en su carrito matrícula 867082, modelo 2011, con capacidad para dos personas e inscrito a nombre de una sociedad anónima, a una cafetería en Escazú.