En la comunidad de Plaza Víquez de Cahuita de Talamanca, Limón, a la orilla de la ruta 36 la cual conduce a Sixaola, es común encontrar al nicaragüense José Alfredo Zeledón Martínez; este se dedica a recolectar ramas de distintos árboles para posteriormente crear esculturas de animales propios de nuestro país. En las labores le ayuda su esposa Rosa Zeledón, ella se encarga de colocar la capa de pintura para lograr un mayor impacto en las obras. Por lo tanto, si visita la zona, no debe dejar de conocerlos.
SECRETO FAMILIAR
Al consultarle sobre cómo incursionó en esta rama del arte, expresó que el destino se encargó de llamar a su familia a primera fila -metafóricamente hablando- para aprender a trabajar la madera.
“Desde los siete años mi papá nos enseñó, él inventó esos diseños. Un día caminábamos por un arrecife y vimos una culebra, la situación económica no era la mejor y en el camino hallamos una raíz de un árbol. Él dijo que era la culebra, se la llevó para moldearla, luego la pintó y se la compraron. Desde ahí empezó a fabricar todo tipo de animales y aves, y así nos sacó adelante. Ahora estoy poniendo todo ese aprendizaje en práctica”, recordó.
TALLER AL AIRE LIBRE
Debajo de un toldo por al sol ardiente, aprovecha los trozos de costillones, bejucos, laurel, guayabos, así como sobros de mueblerías, es decir lo que para otros serían material de desecho, y brindarle un segundo uso.
Encontramos especies exóticas como por ejemplo tepezcuintles, tucanes, aves de todo tipo, garzas, flamingos, tortugas, tanto en mesitas como en figuritas, culebras y más. Como parte del procedimiento, en cada una tarda hasta cuatro horas.
“Ocupamos lo que a veces la gente bota o quiere quemar, yo lo recojo y con ellos formo todo este tipo de piezas y muebles. La gente de Cahuita me compra o los empresarios de hoteles y comercios. Los turistas de Estados Unidos también quedan impresionados”, agregó.
MUEBLES DE LUJO
La creatividad de igual forma le permitió establecer una línea de muebles de madera fina, hay juegos de comedores, mesas para sodas o restaurantes, bares típicos y algunos con diseños ecológicos en medio de la tabla. Los precios van desde los ¢5 mil hasta un tope de ¢200 mil.
“Emigramos a Costa Rica hace mucho tiempo y en Cahuita ya llevamos más de un año de estar en estas labores, nos hacen expresarnos y transmitir un mensaje para los turistas nacionales y extranjeros. Realizamos lo que nos gusta, y a la vez logramos vivir. Le agradecemos a DIARIO EXTRA por mostrar a los artistas con este espacio”, finalizó.
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CRÉDITOS: Fotos: Manuel Zamora, corresponsal
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Sábado 08 Marzo, 2014
HORA: 12:00 AM
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