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Opinión

Reto climático y crisis democrática

Los frágiles resultados de la Cumbre del Clima en Varsovia llaman a una reflexión sobre la influencia desmedida de la industria de los combustibles fósiles en las posiciones y tácticas que adoptan los gobiernos de cara al reto climático. En la medida en que los gobernantes sucumben la influencia de esta influencia, la clase política de las naciones es parte del problema global. Apoyan los combustibles fósiles hoy sin asumir las consecuencias que esto tendrá para la sociedad en el mediano y largo plazo. Y peor, apoyan proyectos que empeoran la dependencia de la energía sucia sin importar lo que quieran sus ciudadanos.


En Varsovia observé la facilidad con la que los gobiernos ignoran los llamados de la sociedad y la ciencia. La gran mayoría de ciudadanos ni siquiera sabe cuál es la posición que llevan sus gobiernos a estas negociaciones.


Como resultado salen de estas cumbres textos aguados por los mismos gobiernos, ya que se oponen con vehemencia a la adopción de mayores compromisos de reducción de emisiones que beneficiarían a sus ciudadanos (pero dañarían sus industrias sucias, algunas de ellas grandes financiadores de las campañas). A nivel local, los gobiernos ignoran o atrasan la transición a modelos de energía, transporte y agricultura compatibles con el clima y beneficiosos para la ciudadanía.


Nunca ha existido una industria más poderosa que la de los combustibles fósiles—petróleo, carbón y gas natural. Empresas privadas, monopolios estatales y servicios afines forman parte de ella y tienen un impacto agregado sin precedentes en la historia: 90 compañías han generado dos tercios de las emisiones antropogénicas entre 1751 y 2010, según The Guardian. No solo quedan exoneradas de pagar por el daño social que causan sus emisiones (por ejemplo, los daños a la salud o a los ecosistemas, o a quienes no han nacido), sino que esta industria recibe subsidios por $544.000 millones por parte de los gobiernos, según informa la Agencia Internacional de la Energía. En algunos países el apoyo a estos combustibles supera los gastos en salud y educación.


No hay solución al cambio climático si el mundo – y sus gobernantes - es débil ante los intereses de la industria de los combustibles fósiles. El gobierno polaco, anfitrión de la Cumbre del Clima, permitió que la industria del carbón organizara una cumbre mundial de forma paralela a las negociaciones climáticas. ¿Esta provocación era necesaria?


EE.UU., el país con mayores emisiones históricas, no aprueba legislación climática para hacer la parte que le debe al mundo, debido a la oposición de congresistas y senadores aliados de intereses petroleros y del carbón.


El gobierno de Canadá y el nuevo Gobierno de Australia retroceden en su política climática a medida que quitan la mínima traba a las empresas de energía sucia. En el Reino Unido el gobierno conservador, que había aspirado a ser “el más verde”, ya no le guiña el ojo a las renovables sino que se casó con la exploración del gas de esquisto a pesar de la oposición ciudadana. Muchos gobiernos de Asia, Golfo Pérsico, África y América Latina insisten en el modelo de “crecer ahora y limpiar después”. Y en Varsovia comprobé una tendencia preocupante: un creciente abismo entre las aspiraciones de los gobiernos y las de su ciudadanía.


Coyuntura crítica. Costa Rica no escapa de ser seducida por los combustibles fósiles. ¿Cómo explicar el apoyo incondicional a un refinería de petróleo? ¿Por qué coquetear con la exploración del gas natural, un combustible fósil, cuando el reto es liberarnos de ellos? ¿Por qué el sarcasmo hacia las renovables? Llegó la hora de conectar la crisis climática y la crisis democrática: ¿Cómo se decidirá el modelo energético de nuestra sociedad, por quién y por qué? La misma pregunta aplica al transporte.


Las elecciones presidenciales ofrecen una coyuntura crítica para destilar visiones de desarrollo. Es la hora de hacer preguntas incómodas y debatir en qué medida las propuestas de los candidatos son compatibles con una Costa Rica más limpia y democrática.


*Economista, especialista en estrategias de desarrollo bajo carbono.

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Martes 10 Diciembre, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Mónica Araya

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