Las fiestas de cumpleaños, navidades y celebraciones en general no son las mismas para las familias de los 13 costarricenses que perdieron la vida en el naufragio en aguas nicaragüenses la mañana del 23 de enero de 2016.
Róger Núñez todavía lo recuerda como si fuera ayer. Disfrutaba de un viaje en Corn Island, Nicaragua, con su esposa Krissia Chanto y su cuñada Josseth Chanto.
El día del naufragio él y su esposa decidieron quedarse en tierra debido a dolores en la espalda que presentaba Krissia, después de coordinar un tour terrestre para conocer la zona.
Durante el desayuno, Josseth decidió abordar el navío para conocer el lugar. “Voy a ir a conocer, la verdad es que nada pierdo”, fueron algunas de las ultimas palabras de su cuñada.
Junto al matrimonio se quedó una señora que venía con el tour, ella tampoco abordó el barco por problemas en las rodillas. Los tres fueron testigos de cómo la embarcación se alejaba con los costarricenses.
“Estaba completamente violento el mar. Cuando estábamos en una playa, en ese momento se empezó a sentir mucho viento y a ver una oscuridad muy fea, y lo que menos uno iba a creer era eso.
Nos dieron la alerta como a la 1:15 p.m., más o menos, de que había un accidente de una lancha con un montón de gente que parecía que eran algunos de los chicos que iban en el tour.
Ahí fue cuando tomamos un carro y nos fuimos para el muelle y lastimosamente se comprobó la fatalidad de todos los ticos que habían fallecido, incluida mi cuñada”, narró Núñez.
Núñez cuenta lo impactante y desesperante que fue ver los cuerpos en la embarcación.
Al ver el de su cuñada Josseth dentro de su experiencia como cruzrojista y la de su esposa como enfermera corrieron a realizarle maniobras de resucitación, pero ya era tarde, el mar se la había llevado.
“Es algo increíble ver que un grupo que habíamos estado la noche anterior cenando, conviviendo, compartiendo. A mí me impactó muchísimo los matrimonios que toda la vida habían vivido, había uno de señor con su esposa que bailaban y bailaban la noche anterior.
Era algo increíble, era una de las cosas que uno le admiraba, y ver que en ese momento él se salvó, ella falleció y se volvió un matrimonio incompleto. Uno de los dolores más grandes fue cuando sacaron a un muchacho que iba con su pequeña hija, su esposa y su hijo. Estaban desaparecidos”, relató el cruzrojista.
ERA PROFESORA
Josseth Chanto era profesora de francés en Pérez Zeledón, trabajó en el Liceo Jerusalén. El luto marcó a toda la comunidad luego de conocerse la tragedia ocurrida en aguas nicaragüenses.
“Yo sé que para todos nosotros ha sido un dolor invasivo, pero el dolor que mi esposa tiene que yo sé que ella lleva en silencio en su alma es indescriptible. Ese sentimiento de pena que ella tiene, incluso hoy cuestiona el recuerdo y decía que el último beso que ella le dio a la hermana allá en Nicaragua es un beso que siempre llevará”, indicó.
DUELO NACIONAL
Tras la tragedia que enlutó a 13 familias costarricenses, Luis Guillermo Solís, entonces presidente de la República, decretó duelo nacional y expresó las siguientes palabras: “Me uno al profundo pesar que embarga a las familias de las personas fallecidas en el trágico naufragio de una embarcación en el Caribe nicaragüense”.
La mayoría de los fallecidos eran mujeres que viajaban a bordo del barco "Reina del Caribe", cerca de las Islas del Maíz, un popular destino turístico, en un trayecto que toma alrededor de una hora.
En la embarcación viajaban 34 personas en total, 13 costarricenses que sobrevivieron, los 13 que fallecieron, 2 británicos, 2 estadounidenses y 1 brasileña, según la información de las autoridades nicaragüenses.
Según el reporte de esa época, se decía que el barco no contaba con los permisos para adentrarse en el mar debido al mal tiempo.
La Policía de Nicaragua arrestó al capitán Róger Hilario Blandón Chavarría, de 52 años, como sospechoso de los delitos de homicidio imprudente y exposición de personas al peligro.
También detuvo al tripulante Hellow Absalon Carter, quien en ese entonces tenía 30 años.
Los años pasan, pero la tristeza y el dolor quedan para Núñez, su esposa y los parientes de las demás víctimas, pues el vacío que dejaron al partir es algo que nunca podrán llenar.
“El mar nos arrebató una persona especial, pero sobre todo a mi esposa y a Cristian (su cuñado) les arrebató una hermana increíble”, finalizó Núñez.
