Tribulaciones y confianza
Opinión
Al decir tribulaciones, me refiero a toda clase de males: enfermedades, accidentes, muerte de seres queridos, miedos de toda índole, reveses de fortuna… En fin, ese sinnúmero de males que amenazan y con frecuencia caen sobre los seres humanos. ¿Qué papel puede jugar la confianza en esos trances, especialmente si se cuenta con la fe cristiana?
A propósito, le invito a que, si puede, lea el episodio que trae Mateo 14, 22-33. En resumen, los discípulos de Jesús se encuentran en una barca en medio del mar de Galilea. De pronto se levanta un viento fuerte que zarandea violentamente la barca. Jesús va a su encuentro caminando sobre las olas. Los discípulos creen que es un fantasma y se ponen a gritar angustiados. Jesús les dice: “Tened confianza, soy yo, no temáis” (Mateo 14,27).
En griego, la expresión “tened confianza” equivale a “tener buen ánimo, ser valiente, avanzar con decisión”. En el Nuevo Testamento, nos encontramos con los mismos términos -“tener confianza”- que los evangelistas ponen en labios de Jesús. Así, por ejemplo, al paralítico le dice: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados” (Mateo 9,2). A la hemorroísa: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9,22). El mismo Jesús indica la razón de esta confianza a las personas a quienes se la infunde: no han de sentir angustia porque él está ahí con ellas. Su sola presencia ahuyenta la angustia y atrae la confianza. Hay que apresurarse a advertirlo, que juntamente con esa presencia de Jesús se necesita la fe en su amor y su poder para vencer el mal de las tribulaciones.
También en San Juan se emplea la expresión “tener confianza”. Por ejemplo, cuando afirma: “En el mundo tendréis angustia. Pero tened confianza, yo he vencido al mundo” (Juan 16,33). Ciertamente, que tanto entonces como ahora, los cristianos participamos de la victoria de Jesús sobre el mundo, entendido aquí como uno de los tres enemigos del alma que aprendimos en nuestra niñez: el mundo, el demonio y la carne. Con Cristo, estos enemigos, y sus criterios, no tienen poder sobre nosotros. De ahí la confianza y seguridad con que hemos de enfrentarlos.
Ahora bien, advierte Anselm Grün, “la Biblia tiene también en cuenta el que el miedo angustioso puede asaltarnos o surgir de las profundidades de nuestro inconsciente cada día. Por eso cada día hemos de mirar de frente a la angustia y al mismo tiempo transformarla con los ojos fijos en Jesús y fiándonos de la alentadora palabra de Dios”.
