Quien no conoce su historia, está obligado a repetirla

Editorial

Algunos creen que la frase usada para titular este editorial se refiere a una línea de una telenovela basada en la vida de Pablo Escobar, cuando en realidad la dijo el poeta, novelista y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana.

Sin embargo, lo importante al respecto es que nos deja claro cómo en un país siempre hay señales iniciales mucho antes de que se detonen hechos de violencia, antidemocráticos y deplorables, como el asesinato de un candidato a la Presidencia de la República.

Hoy muchos periodistas del hermano país Ecuador vuelven a abrirnos los ojos sobre qué es lo que ocurre, y qué pueden reflejar los primeros indicios. Este es el caso del comunicador Carlos Mora.

Escribió: “La violencia se nos fue metiendo día a día, al principio, como lluvia por una gotera imperceptible, luego inundó la casa como aguacero” y finalmente lo describe como un huracán que se lleva todo a su paso.

Parte del problema es que los ciudadanos empezaron a convivir con la narcoviolencia y a verla como un hecho cotidiano, tal como empezamos a percibirlo los ticos.

También nos dicen los hermanos suramericanos que “solo hace un par de décadas nos jactábamos de que Ecuador era una isla de paz”. Otra coincidencia con nuestra querida Costa Rica…

Un hecho común entre ambas sociedades es ver cómo se da el acceso a dinero fácil, grandes lujos y la creación de personajes que causan terror en sus comunidades. Basta con ver las estadísticas sobre las edades de la mayoría de las personas asesinadas por ajuste de cuentas en nuestro país para conocer la afectación de este flagelo.

Por si usted no lo sabía, se encuentran entre los 24 y los 35 años de edad. No es de extrañar, pues coindice con la misma edad de la población que tiene mayores dificultades para encontrar un empleo remunerado y decente.

En este país, sí, en Costa Rica, los crímenes por ajustes de cuentas por poco y se dan tú a tú con la cantidad de muertes por accidentes de tránsito. A ese punto hemos llegado.

Y no es que sea algo bueno que haya tantos fallecidos en carretera, pero que los ajusticiamientos ya casi lleguen a igualarlos debiera encender las alarmas. Todo esto nos dice que si no nos cuidamos la historia pronto podría repetirse.

“Ah, sí, fue un ajuste de cuentas”. Se ha vuelto tan común escuchar esta frase entre los costarricenses, y quizá el problema comience a verse cuando, en medio de esta ola de violencia, empiecen a morir más inocentes.

Otra coincidencia con Ecuador es la expresión: “Somos un país de paso de droga”. ¿Le recuerda a lo que oímos de nuestros políticos?

El narcotráfico es una especie de cáncer que va penetrando toda la sociedad poco a poco, empieza por nuestros barrios y termina entre lo más alto de las cúpulas que usted quiera imaginarse.

¿Cómo se controlará la seguridad ahora con la inauguración del Ferry con El Salvador? Porque algunos dicen por ahí, por el Pacífico, solo entra un poquillo de marihuana, nada de qué preocuparse.

Del otro lado, vemos cómo en el puerto limonense se han dado detenciones que van desde los empleados de puestos operativos hasta el personal de seguridad involucrado. Ese que debería estar vigilando.

Ecuador también nos deja claro que “cooptando el poder político y judicial” en un mundo donde sobre el dinero y las amenazas es que este cáncer se fue expandiendo.

Hoy nuestros hermanos ecuatorianos claman: “Nos equivocamos. No comprendimos el estado de penetración del negocio narco” y vale cuestionarse: ¿Nos esteremos equivocando en Costa Rica?

Allá se pensó en algún momento que el crimen organizado no se atrevería nunca a matar periodistas, ni mucho menos un político, y para desgracia de todos atraviesan este duro golpe. ¿Estaremos nosotros como sociedad a las puertas de vivir algo similar o aún nos queda tiempo de corregir el rumbo?

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 12 Agosto, 2023

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