Duelen las penurias de los agricultores

Editorial

Ante la situación que vive el mundo entre sequías e inundaciones, nuestros campesinos y agricultores no escapan a una problemática que cada vez se acrecienta, manteniéndolos en zozobra.

Debido a variadas circunstancias, muchas cosechas se han malogrado, lo que conlleva también a pérdidas por montos millonarios y que en la mayoría de los casos los trabajadores de la tierra no recuperan, esa es una gran dificultad que enfrenta este golpeado gremio, que desde tempranas horas surca las entrañas del planeta para alimentarnos a todos.

No podemos dejarlos al garete y más bien debemos apoyarlos comprando los productos que siembran. El Gobierno tiene la obligación de mantener a los agricultores con condiciones óptimas para que sigan cosechando un mejor producto y no aumentar los aranceles, tampoco imponerles trabas para préstamos, ni menos intentar desaparecerlos para dejar el camino listo a los grandes mercados.

La mayoría de lo que comemos los costarricenses proviene de nuestra tierra, de las manos valientes que cosechan y ponen en nuestras mesas decenas de productos, por lo que nos imaginamos la desaparición de nuestros hermanos que siguen sobreviviendo en muchos casos a la competencia desleal que enfrentan.

Últimamente hemos visto que todos suplican por mejores condiciones, e incluso los arroceros aseguran que el Gobierno pretende desaparecerlos pues solo beneficia a quienes importan el grano.

Mientras, el Ejecutivo pretende reducir los impuestos que pagarán las empresas por contratar mano de obra extrajera con el fin de recolectar las cosechas. El grito al cielo ha llegado y muchos aducen que esto es para favorecer a las grandes piñeras, ganaderos, meloneras, y quizás hasta a los caficultores.

Según datos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), más de 285 mil personas trabajan en el sector agropecuario del país, esto representa casi el 13% del empleo en Costa Rica, casi el 45% de las exportaciones y un 5,6% del Producto Interno Bruto.

Se calcula que aproximadamente un millón setecientas mil hectáreas (1.700.000 ha) se destinan a tierras de labranza, cultivos permanentes, pastos y otros usos, en los casi 300 mil agricultores que todas las madrugadas se levantan con el fin de producir lo mejor, sin embargo, pareciera que cada vez hay menos trabajadores de la tierra y nadie parece decir “esta boca es mía” cuando se trata de rescatarlos.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Miércoles 17 Mayo, 2023

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